El puesto de vicepresidente en la estructura política de los Estados Unidos ha dejado de ser una figura decorativa. De cortar listones en inauguraciones, saludar a los deportistas que se ganan una medalla deportiva o suplir al presidente en un acto en donde de último minuto no pudo asistir, el número dos de la Casa Blanca, ha pasado a ser el hombre o la mujer fuerte del war room del presidente y quien retoma de manera directa algunos de los grandes temas de la agenda norteamericana como el de migración, salud y educación.
Reemplazar al presidente en caso de falta temporal o absoluta, situaciones que ya se dieron en algunos casos, como el de John F. Kennedy o el de Richard Nixon, acciones por demás trascendentes, ha venido a complementarse con tareas más ejecutivas que convierten al puesto en una posición atractiva.
Al respecto, una vez un viejo amigo me llegó a decir que *Uno como profesional hace al puesto y que el puesto no nos hace a nosotros*, lo cual es una gran verdad pues cada persona le imprime su sello personal a toda posición laboral y la hace brillar.
Es el caso de Tim Walz, actual gobernador de Minnesota que ha sido seleccionado por Kamala Harris y su equipo cercano como la opción más pertinente para ser el compañero de fórmula de la candidata a la presidencia por el partido demócrata mismo que resultó el ganador entre varias opciones solo por una razón fundamental, sabe trabajar en equipo y se adapta rápidamente a la dinámica impuesta.
En la contienda final para decidir quién sería el número dos, Kamala entrevistó a Josh Shapiro, el favorito de la comentocracia americana pero su ambición y las preguntas sobre lo que sería ser el vicepresidente hicieron la diferencia.
Aquí hay un aprendizaje: no siempre el más extrovertido y dinámico gana una posición de poder, sino quien mejor pueda integrarse a un equipo de trabajo sin parecer demasiado ambicioso y en el caso en comento, fue Tim Walz, un ex profesor y ex entrenador de fútbol americano de sesenta años, quien tuvo éxito en ambas posiciones siendo empático y adaptable el que ganó la carrera a vicepresidente.
Al revisar el estatus de la elección presidencial en USA nos indica que tanto Republicanos como Demócratas ya tienen a sus respectivas fórmulas y solo falta que los segundos tengan su convención nacional misma que está programada para el 19 de agosto en Chicago en donde se espera que el partido ratifique a sus candidatos y establezcan la línea discursiva de la campaña.
Lo que se aprecia desde ahora es que los republicanos tendrán en las grandes ciudades su bastión de votos y los demócratas apostarán más por las zonas rurales y la clase trabajadora, segmento este último que se apropió Donald Trump en la elección del 2016.
De ahí que el propio Joe Biden, ahora en su papel de respaldo a sus compañeros, haya dicho que HARRIS-WALZ, serán las voces poderosas para los trabajadores y la gran clase media de los Estados Unidos.
La campaña por el salón oval encendió fuerte sus motores.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.