Sólo tres meses después del anuncio de compra de una parcela de tierra en Lingang, Shangai, Tesla comenzó este lunes a levantar su Gigafactory 3, la primera planta fuera de los Estados Unidos.
Allí construirá los modelos más baratos de la marca de autos eléctricos fundada por Elon Musk, mientras que el resto se seguirán construyendo en el país de Donald Trump.
Precisamente las barreras arancelarias impuestas por el polémico presidente de los Estados Unidos fueron determinantes a la hora de tomar la decisión de levantar la Gigafactory 3.
La velocidad con la que se desplegó el proyecto –de US$ 2.000 millones– subraya, además, la necesidad apremiante de China de llevar a cabo proyectos de mega inversión extranjera a medida que el país lidia con su bajo crecimiento económico, el más lento en una década.
Según Musk, la fábrica estará lista a finales de 2019.
Aceleraron el proyecto
Si bien la idea de Tesla data de un par de años, la decisión se precipitó en octubre de 2018, cuando Musk dijo que iba a acelerar la construcción porque los aranceles de hasta el 40 por ciento lo hacían poco competitivo en China.
Desde entonces, una tregua temporal ha devuelto las tasas al 15 por ciento, pero esa fecha expira el 1 de marzo, y no está claro dónde terminarán.
La idea es tener un pie en China para protegerse de posibles aumentos arancelarios futuros.
La fábrica en Shangai fabricará sólo el Modelo 3, mientras que el S y el X se construirán en las dos fábricas de Tesla en los Estados Unidos.
En la inauguración del comienzo de las obras, Musk pronunció un discurso en el que citó como un problema los “vientos en contra que enfrentamos por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China”.
Tesla planea que la nueva fábrica de Shanghai produzca 500.000 carros al año en suelo chino.
Cualquier ahorro de costos para Tesla dependerá de cuál sea el régimen arancelario cuando comience la producción. El problema es que numerosos de los componentes de los Tesla son fabricados aún en los Estados Unidos y serán enviados luego a la nueva fábrica de Shanghai para su ensamblaje. Si Trump les impone aranceles, habrá nuevos problemas para Musk.
En paralelo, en noviembre pasado, Tesla redujo el precio de sus autos en China para equilibrar el costo de las nuevas tarifas impuestas por el gobierno chino.
La fábrica de Shanghai duplicaría el tamaño de la fabricación global del fabricante de automóviles eléctricos.
Como es habitual para Musk, antes y durante la presentación en Shangai se hizo presente en Twitter.
Tesla CEO @elonmusk with Shanghai Mayor Ying Yong at Tesla Shanghai Gigafactory ground breaking ceremony. $TSLA #Tesla #China #TeslaChina #GF3 pic.twitter.com/sIecnGsU71
— Vincent (@vincent13031925) 7 de enero de 2019
La financiación provendrá –fundamentalmente– de la toma de deuda en la misma China y en el flujo de capital desde la central en los Estados Unidos.
Si bien China es el mayor mercado mundial de vehículos eléctricos y para Tesla es el segundo destino más grande, después de los Estados Unidos, la marca de Musk busca mejorar su presencia, donde está lejos de los líderes del mercado.