Hace algunos días escribí un artículo sobre las tendencias del consumidor para 2014 y mencionaba en su segunda parte, que como una consecuencia de la incorporación de la tecnología a nuestra vida diaria, cada vez más los hábitos de consumo de cualquier producto o servicio están cambiando a una velocidad exponencial. Tan solo basta observar la siguiente tabla sobre el crecimiento de las actividades asociadas a smartphones de 2011 a 2013.

En esta tabla encontramos que en quinto lugar destaca el escuchar música, como una de las principales actividades que realiza una persona a través de su teléfono inteligente. Es impresionante la forma en la que ahora la gente consume este “producto” y es que para muchos, incluyéndome, no deja de ser algo artístico, aunque si me pongo en mi papel de mercadólogo, hay que analizarlo como un producto que se comercializa y cuya cadena de suministro ha cambiado drásticamente desde hace algunos años con la llegada del formato digital, alcanzable a un clic para el consumidor.

Si nos adentramos a la historia de los formatos físicos, el primer disco que se inventó fue el disco de vinilo en 1881 por Emile Berliner, que se reproducía en un fonógrafo o gramófono. Posteriormente surgió el disco de acetato, que funciona muy similar al de vinil, con la diferencia de ser grabables. Aún son usados en nuestros días, más por un tema de “colección” por aquellos súper fans de los grupos o artistas que usan este formato. La primera gran revolución en la industria de la música, fue cuando en 1964 comenzó la producción del “cassette” en Hannover Alemania. Sin duda, un formato que tuvo un impulso comercial bastante grande por las diferentes empresas asociadas con la producción y distribución de música. Otro cambio que marcó a la industria fue la introducción del CD en 1980, aunque su comercialización comenzó en 1982.

Pero sin lugar a dudas, lo que está revolucionando la industria, no solamente a nivel de comercialización sino de consumo de la música son los formatos digitales. Antes, el consumidor debía acudir a tiendas físicas como Mixup, Sanborns, Gandhi  o cualquier otra departamental para adquirir el disco físico, posteriormente, si en su búsqueda en tiendas físicas no encontraba una opción viable, podía adquirirlo a través de tiendas online (que enviaban el disco de manera física) como Amazon, Best Buy o Fonarte Store. Con la llegada de portales como iTunes  o Mixup Store el consumidor puede comprar incluso solo las canciones de su preferencia sin necesidad de adquirir el disco completo. Hoy, los portales de streaming como Spotify, Rdio o Deezer están tomando mucha fuerza, ya que el consumidor puede escuchar la música de su preferencia sin necesidad de pagar por ella.

Las principales tendencias que se están dando en esta industria son:

Streaming multiplataforma: la música está dejando paulatinamente de almacenarse en forma de archivo digital o de manera física. Los usuarios accederán desde distintos dispositivos a sus listas de reproducción y temas favoritos, ubicados en la nube.

El CD como souvenir: a medida que el streaming se convierte en la principal vía de consumo musical, el disco físico tiende a convertirse en un obsequio promocional, en una pieza para coleccionistas o en un artículo premium.

Descubrimiento y Búsqueda: cada vez es más crucial etiquetar los clips de música con información inteligente y dinámica que favorezca el encontrar artistas relacionados, sonidos afines y propuestas complementarias.

Big data musical: ganan protagonismo los programas de recomendación que ofrecen propuestas personalizadas basadas en el perfil del oyente, su historial de reproducciones, el día y la hora, la ubicación geográfica, etc.

Reconocimiento: el no saber el autor o nombre de una canción es algo que va desapareciendo poco a poco. El software que reconoce canciones e incluso un tarareo es cada vez más eficaz y accesible.

Filtrado humano: la oferta musical crece de forma exponencial y los sistemas de recomendación electrónica o social no bastan. Cada vez se estila más la figura de un music curator que filtra, selecciona y ordena. En plena revolución digital está regresando el locutor radiofónico de toda la vida.

Esto trae como consecuencia un replanteamiento sobre la comercialización o no de este producto, enfocándose mucho más en generar una mejor exposición de los artistas en los diferentes eventos, pero también, la manera en la que las marcas de consumo pueden convivir en estrategias con esta gran industria. Es decir, desde mi punto de vista, la música pasará a ser más un servicio por el que se pague una renta mensual o anual en estos portales para escucharla y los artistas se enfocarán mucho más en los shows para presentarse ante su público.