Tan sólo 15 años serán necesarios para destruir tecnologías que hoy consideramos indispensables. Las consecuencias industriales serán enormes no sólo para el consumidor, también para los empleos que se verán perdidos a nivel global.
La industria automotriz y la combustión interna
En México la industria del automóvil es un asunto serio. Puebla y Aguascalientes por mencionar dos estados del país dependen en gran medida de la industria. El consumidor mexicano siempre ha tenido un apetito interesante por vehículos y los empleos creados en consecuencia. Al iniciar el gobierno de Donald Trump marcas norteamericanas como GM y Ford anunciaron menor inversión en México, lo que inmediatamente causó condena. Sin embargo, es posible que nos hayan preparado para una realidad que llegó en el 2020.
La inevitable caída del sector automotriz como lo conocemos
En 2019 se vendieron 3.1 millones de autos menos que en 2018 según cifras de Organización Mundial de Fabricantes de Autos, el 2020 no pinta mucho mejor, los pronósticos en enero apuntaban a ventas 0.5 por ciento menores; sin embargo, esos números no consideraban el impacto del Coronavirus, ahora la cifra podría rebasar el punto porcentual. Algunos analistas han ubicado las ventas anuales en 74 millones de unidades una cifra muy lejana a los 95 millones del 2017. Cada vez que se habla de estas cifras se acusa a los millennials de ser los artífices de la caída. Sin embargo, hay problemas mayores, el crecimiento del ride sharing y un cambio tecnológico inminente se suman a la problemática.
Los autos de combustión interna podrían enfrentar una muerte súbita de parte de los gobiernos. El Reino Unido por ejemplo ha declarado a través de su Primer Ministro Boris Johnson que podrían hacer ilegales los autos híbridos para el 2035. Esto significaría que la tecnología “puente” entre la combustión interna y los vehículos eléctricos tendría —por lo menos en Europa— una corta vida.
Los buscadores de internet
Uno de los efectos más interesantes del mundo digital son las búsquedas basadas en texto. El negocio de Google se ha construido a partir de trillones de consultas a nivel mundial. Sin embargo, de manera lenta el consumidor ha transferido sus hábitos a búsquedas basadas en voz. Bajo la bandera de asistentes de voz los usuarios han dejado de escribir lo que necesitan encontrar. Amazon ha lanzado un cúmulo de soluciones para hacer a su asistente Alexa algo omnipresente en la vida del consumidor. Recientemente ha propuesto un par de lentes, un anillo y un asistente para incluirse en el vehículo. Todos estos esfuerzos están creados para evitar que Google gane terreno. Para las marcas las consecuencias son enormes ya que durante la pasada década se ha invertido mucho dinero en crear contenido que sea fácilmente reconocible a través de texto y cuando se habla de búsquedas de voz el juego es totalmente diferente.
La intencionalidad de la búsquedas cambiará pero también el número de resultados disponibles para el consumidor. En búsqueda verbales en un auto es imposible entregar 10 resultados, el consumidor tenderá a elegir la primera opción, eso sin considerar que probablemente no se le presenten al usuario final. Las búsquedas basadas en voz podrían sacudir el negocio de la publicidad programática que se espera sume 245 mil millones de dólares en 2020. El 79.8 por ciento de esa suma se espera suceda en el espacio móvil, mismo que podría desaparecer en manos de las búsquedas de voz. La razón principal para utilizar un teléfono sigue siendo comunicación seguido por mapas y búsquedas. El tercer podría estar en riesgo en menos de lo que se imaginan las marcas.