Con frecuencia utilizamos algunos términos que nos ayudan a definir el propósito y lo que hace un nuevo proyecto en el sector empresarial; sin embargo, conviene que aclaremos el uso de algunas palabras que nos permitan comprender la gran variedad que hay en este sector y como gracias a su dinamismo es posible identificar en el panorama latinoamericano el impacto de proyectos que tan sólo hace par de años nacieron como simple idea.
En columnas anteriores he tenido la oportunidad de comentar cómo las fintechs y las startups se han convertido en una increíble oportunidad para las economías en expansión en los países de Latinoamérica; ahora quisiera profundizar en estos dos conceptos y en sus características principales, que aunque suelen tener algunas similitudes, también presentan grandes diferencias y expresan en gran parte, su modelo de negocio.
Iniciemos primero con el término fintech, que nace de la contracción de dos palabras de origen inglés: ‘finance’ y ‘technology’ y que hace referencia a la actividad que desempeña una empresa que se enfoca en la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para crear y ofrecer servicios financieros.
El término fintech comprende a todas aquellas organizaciones que se aprovechan de la tecnología para ofrecer productos y servicios financieros innovadores a través de una aplicación digital y con el uso de los smartphones como su gran herramienta de expansión y adopción dentro de la población. Este tipo de empresas funcionan como intermediarias en aspectos como transferencias de dinero, préstamos o en el asesoramiento del mercado de capital. Las fintech tienen como objetivo central atender y resolver las necesidades del ecosistema financiero de las personas.
La escalabilidad del negocio y un crecimiento exponencial son variables que hacen atractivo este modelo de negocios. Instituciones financieras, bancos, aseguradoras encuentran en estas empresas una oportunidad para diversificar, ampliar sus servicios, canales y ofrecer productos como tarjetas de créditos, débito, cuentas bancarias, pagos de servicios, préstamos, seguros, transferencia de fondo o compra de mercancías.
Los emprendimientos de este tipo requieren de personas que se complementen entre sí. Hay personalidades efectivas para la estrategia de negocio, otras para levantar capital y otras para ejecutar y realizar ventas.
El mundo de las startups
Por su parte, la segunda palabra hace referencia a un proyecto con gran potencial de desarrollarse, pero sólo en su etapa temprana, que a diferencia de las Pymes, se basa exclusivamente en un modelo de organización que aplica la tecnología para crecer de forma rápida y fácil, son empresas innovadoras que apenas están dando sus primeros pasos y generalmente no presentan ganancias sustanciales, sí tienen un gran potencial de crecimiento. La palabra ‘startup’ es un concepto ligado a los negocios en la era digital, pero también se trata de una medida de tiempo, por lo que la definición de este término aplica solamente cuando la empresa está en su etapa de arranque y una vez evoluciona deja de ser denominada de esta manera.
Con la disrupción digital en los servicios financieros y su potencial diversificador en la población las startups se han enfocado en ofrecer una amplia variedad productos y servicios para los usuarios de forma rápida y sencilla, propiciando alianzas y el apalancamiento entre la banca tradicional y los nuevos jugadores digitales, están transformando la industria financiera y transaccional de manera radical.
Latinoamérica y un mercado con múltiples oportunidades
Una fintech también puede ser una startup al principio; su gran diferencia es que la primera no está atada necesariamente al sector financiero y puede operar en el mercado del entretenimiento, seguros, alimentación, tecnología, comercio o cualquier otro sector.
Compañías como Facebook, Google, Instagram o Uber iniciaron bajo este modelo de negocio y con el paso de los años se convirtieron en los gigantes que son ahora. La influencia y la aplicación de la tecnología es tan notorio que las denominadas ‘Big Tech’ (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet y Meta) hacen parte de las diez empresas más valiosas del mundo.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señaló que espera cerrar el 2021 con USD $19.500 millones en financiamiento a nuevos emprendimientos para América Latina y el Caribe, la segunda cifra más alta en su historia; su presidente Mauricio Claver-Carone, afirmó que las fintech son el mecanismo más eficiente y más efectivo para luchar contra la informalidad en una región en donde menos del 50% de la población está bancarizada. Justo en este sentido, un informe publicado por el organismo identificó que los principales mercados latinoamericanos de fintech son: Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile, en donde además resaltó que considera que existen más de 1,005 de estas empresas en la región por un valor total de USD $221 billones.