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@GFCam
SĂ, es cierto. Quizás nunca hemos sido tan nosotros mismos que cuando estamos con los ojos puestos en las pantallas-pantallitas. La relaciĂłn con Internet puede ser tan Ăntima que, sin planearlo, allĂ se evidencian nuestros intereses, fobias, miedos, preocupaciones, obsesiones, complejos, perversiones e ilusiones.
En los teclados se está quedando el infinito contenido de innumerables análisis psicológicos y sociológicos, sin duda. Y con seguridad de una relevancia que ni podemos imaginarlo ahora. Incluso nuestra salud mental puede ser observada desde el comportamiento digital.
Pues con este fin, Google contratĂł al prestigioso psiquiatra Thomas Insel, quien era el director del Instituto de Salud Mental de estados Unidos. Lo hizo para investigarnos y porque creen que en la tecnologĂa está la respuesta para detectar, diagnosticar y tratar las enfermedades mentales, cada vez más comunes. Se me viene a la mente una frase fantástica de Caetano Veloso: “De cerca, nadie es normal”.
La idea de Insel y Google es crear sensores para detectar en comportamientos y lenguajes, depresiĂłn, esquizofrenia, ansiedad, psicosis, etc. Además, no se trata sĂłlo de experimentos para llegar a quienes padecen algĂşn tipo de trastorno, sino tambiĂ©n de usar la tecnologĂa para atender oportunamente a quien necesite ayuda.
En ese sentido, son de gran utilidad la permanencia e inmediatez de Internet. Además, la forma cómo nos hipnotizan aplicaciones, redes y herramientas se convierte en un incomparable espejo donde nos reflejamos sin peluca ni trajes postizos.
Ahà es donde se está abriendo un campo inigualable también para la investigación social aplicada. Ya lo vislumbramos, pero no existe siquiera la posibilidad de dimensionar lo que vamos a poder saber de nosotros mismos.