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Un buen líder debe cultivar el buen ánimo y enfrentar cualquier eventualidad con la mente en calma.
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Hay que tener la visión de cómo ciertas acciones afectarán a cierta persona.
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La sensibilidad es una importante característica en este tipo de líder.
Los jefes en un trabajo suelen tener una mala reputación, caricaturizada por años en distintos medios. Se les retrata como personas que están de mal humor, siempre dispuestas a aumentarle la carga de trabajo al más débil y a hacer sufrir a sus empleados por placer. Por supuesto que este escenario es una exageración, pero también es cierto que hay de jefes a jefes. Existen algunos más amables, otros más estrictos, algunos hasta ausentes. Hay tantos como variedad de personalidades en el mundo. Y más que un jefe, hoy se busca hablar de un líder. Esto es, una persona que no está sólo dando órdenes, sino que busca motivar y formar parte de sus empleados, como un grupo de personas que avanza en conjunto hacia un mismo fin. Un líder empático es alguien que entiende todo esto e incluso va más allá, con grandes beneficios.
La empatía es uno de los valores más importantes que puede cultivar cualquier ser humano. Si bien un buen líder tiene muchas cualidades y características, nos vamos a enfocar en esta para ilustrar cómo la cercanía y un entendimiento más claro del conjunto de personas, puede ser un buen método para hacer avanzar a cualquier empresa o proyecto. Hay que entender que los trabajos están formados por personas, su estructura y corazón son los seres humanos, con sentimientos y motivaciones. No existe todavía ninguna compañía que funcione solamente por medio de máquinas, de manera automática. Es porque existe el elemento humano que se necesita un bienestar emocional y un buen ambiente laboral, el cual se modificará en gran medida por cómo sea la personalidad del líder que tiene la responsabilidad enfocar el proceso.
Más allá de la empatía
La empatía se podría definir cómo entender los sentimientos del otro, tratar de ponerte en sus zapatos. Un líder, sin embargo, debe ir un poco más allá, tener la visión de cómo ciertas acciones afectarán a cierta persona y, en consecuencia, al equipo.
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Transmite tu entusiasmo
Más arriba mencionábamos el estereotipo de un jefe déspota y un líder empático sería el ideal opuesto. Alguien que en lugar de transmitir miedo, debe transmitir entusiasmo y creatividad a todo su equipo. Esto vendría a darse gracias a su capacidad para motivar.
Buen ánimo
Siempre se tiene el miedo de que un líder estalle en algún punto o que sea de un humor un tanto inestable. Un buen líder debe cultivar el buen ánimo y siempre estar dispuesto a enfrentar cualquier eventualidad con la mente en calma. Esta quizá sea la característica más complicada, pero si se alcanza es un gran ejemplo para todos.
Alguien cercano
La sensibilidad es una importante característica en este tipo de líder. Debe saber acercarse a sus empleados para escucharlos y comprender mejor sus emociones. El aspecto complicado está en el hecho de mantener una relación laboral que de volverse muy cercana podría romper al dinámica. Todo es cuestión de balance.
Ayudar antes que guiar
Una buena forma de pensamiento para todo jefe es que debe querer ayudar a los otros, antes de que lo vean como una figura superior. Es decir, su liderazgo o su capacidad para que los demás lo sigan, debe ser más una consecuencia natural de su empatía, que una imposición.