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Microsoft pensó dos veces en meterse en una “tormenta” con Taylor Swift. Sus abogados amenazaron con demandar a la firma por el chatbot Tay de la compañía.
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Las celebrities pueden ser figuras o líderes en su segmento que a la vez tienen la capacidad de un influencer.
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Los influencers son figuras indispensables en las estrategias digitales actuales, pero cada vez menos.
La última vez que Taylor Swift se peleó con una firma no le fue bien a ninguna de las dos. En el pasado tuvo cierta fricción con las plataformas de música por streaming, en particular con Spotify, servicio al que calificó como un “experimento que no compensa justamente a los compositores, productores, artistas y creadores de música”.
La ruptura se mantuvo desde 2015, aunque su música se puso a disposición de Apple Music -tras llegar a un acuerdo-. Finalmente, la cantante estadounidense decidió concluir la enemistad y permitir que su catálogo de canciones esté disponible en Spotify, Amazon Music, Tidal y Pandora.
Aunque actualmente pareciera que Spotify es todo poderoso, lo cierto es que se enfrentó a una de las influencers más poderosa de Instagram. Y es que a pesar de que Selena Gómez destronó a Swift como la reina en la plataforma, su poder se ha reflejado incluso en la revista Forbes como la celebridad mejor pagada, con 170 millones de dólares durante 2017.
Es por ello que Microsoft pensó dos veces en meterse en una “tormenta” con ella. Los abogados de Swift amenazaron con demandar a la firma por el chatbot Tay de la compañía.
The Guardian reveló que un nuevo libro del presidente de Microsoft, Brad Smith, informó que los abogados de Swift no estaban contentos con que la compañía usara el nombre para su chatbot, originalmente diseñado para mantener conversaciones con adolescentes por medio de las redes sociales.
Como todo en las plataformas, el riesgo de convertirlo en algo negativo se hizo presente y los usuarios de Twitter lo convirtieron en un chatbot racista en menos de un día.
Smith revisó sus correos durante unas vacaciones y descubrió que el equipo de Taylor estaba exigiendo un cambio de nombre para el chatbot Tay.
“Acababa de llegar un correo electrónico de un abogado de Beverly Hills que se presentó diciéndome: ‘Representamos a Taylor Swift, en cuyo nombre esto se dirige a usted’… El uso del nombre Tay creó un falso y asociación engañosa entre el cantante popular y nuestro chatbot, y que violó las leyes federales y estatales”, dijo Smith en Tools and Weapons, un nuevo libro sobre cómo la tecnología nos empodera y amenaza a la vez.
Los abogados de Taylor Swift contactaron a Microsoft para reclamar sobre el nombre de Tay, por el tipo de contenido misógino, racista y promotor de Hitler que publicaba en la plataforma de los 280 caracteres.
Microsoft se disculpó rápidamente por el material ofensivo publicado por su robot de Inteligencia Artificial y desconectó a Tay en menos de 24 horas.
Esto demuestra que hasta una empresa como Microsoft tiene terror de que una influencer celebrity la meta en problemas de reputación de marca.
Nuevo ejemplo
Otro caso que da una lección en este sentido es el recientemente ocurrido con Kim Kardashian, Jack in the Box, Burger King, Wendy’s, Carl’s Jr. y Hooters.
El alcance de la socialité es macro y un simple tuit desató una genial trolleada, colocó: “Oye, Jack In The Box Tengo una queja seria, pero no te voy a poner en ridículo, revisa tu bandeja de entrada de correo electrónico corporativo o envíame un DM directamente para que mi equipo se ponga en contacto. ¡Pronto!”.
A lo que Jack In The Box respondió: “Hola Kim, no podemos enviarte DM. Por favor, envíanos uno con información sobre cómo podemos ponernos en contacto con tu equipo y alguien los contactará de inmediato”.
Un tweet de una celebridad con más de 60 millones de seguidores no debe tomarse a la ligera, de hecho, las acciones de Jack in the Box bajaron luego de lo ocurrido de inmediato.