- La inflación en Venezuela superó el 230 por ciento en 2022.
- Se espera que en 2023 sea aún mayor ya que se volvió a acelerar en los primeros meses del año.
- La estrategia para controlar la suba generalizada de precios tiene fisuras y uno de los sectores más afectados es el de los créditos al consumo masivo.
Las tarjetas de crédito casi no tienen ninguna utilidad en Venezuela debido a la descontrolada y a las restricciones del Gobierno.
Así lo aseguraron a Reuters fuentes de bancos, analistas económicos y los propios consumidores.
Entre las limitaciones gubernamentales la más complicada para los operadores de tarjetas de crédito es que se fijaron porcentajes máximos para el interés con tarjeta por debajo de la inflación, además de limitación de poder prestar solamente hasta 27 por ciento del total de flujo de dinero que manejan las instituciones.
Esto ha hecho casi imposible que a los bancos les convenga emitir tarjetas ya que toda venta por ese medio resultaría en pérdidas millonarias.
Si bien en 2020, con la inflación volando por los aires, el presidente venezolano Nicolás Maduro flexibilizó una serie de controles a la economía, lo que le dio algo de oxígeno a comercios e industrias, esto no incluyó a los créditos bancarios.
“No sirven para absolutamente nada”, “mis padres compraban electrodomésticos y computadoras con tarjetas de crédito, eso no existe ahora en Venezuela”, son algunos de los comentarios de los consumidores de un país que lucha desde hace años por la falta de dólares y reservas y la elevadísima inflación.
Cuando la crisis comenzó, las tarjetas eran útiles para compras diarias en supermercados y farmacias, sin embargo, los límites de crédito no se han ido actualizando y algunos bancos incluso quitaron todas las opciones.
Algunos límites para la compra con tarjeta no superan los dos dólares por mes, algo irrisorio y tan bajo que las vuelve completamente inútiles.
Venezuela, inflación y tarjetas de crédito inútiles
Los datos del sector lo demuestran, Según Reuters, de la cartera de créditos total de los bancos venezolanos, la participación del financiamiento con tarjeta de crédito fue de apenas 2 por ciento (algo así como 16 millones de dólares) en diciembre de 2022. En 2012, ese mismo dato marcaba el 12 por ciento (y ya era muy bajo).
El problema es que la hiperinflación y las regulaciones del gobierno golpearon tanto al sector que esa clase de financiamiento no es negocio para los bancos.
Si bien hay tarjetas de crédito que ofrecen límites mensuales que van de 30 a 100 dólares, el costo de la canasta alimentaria es de 370 dólares en Venezuela.
Maduro está intentando aplicar una política más ortodoxa para controlar la inflación con recortes del gasto público y anclando el tipo de cambio con la inyección de dólares en efectivo en el mercado de cambios, pero esto implica que el Banco Central ordene a las instituciones crediticias congelar el 73 por ciento de los depósitos.
Así, no hay suficiente disponible para dar crédito al consumo.
En 2022, la ionflaicón de Venezuela fue del 235 por ciento, la más alta de América ALtina y se acelerará en 2023.
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