Se estima que durante 2016, el mercado de lujo alcanzó un valor de 264 mil millones de dólares, de acuerdo con cifras de Bain & Company y Fondazione Altagamma. Sin duda, un sector en donde además de suntuosidad, se destacan atributos como la exclusividad, diseño y estatus.
México también es mercado para las marcas de este tipo de artículos y servicios, se estima que mantendrá un crecimiento del 34 por ciento entre 2014 y 2019, ante las circunstancias económicas y sociales actuales.
La oferta es igual de diversa como en cualquier otros sector, van desde ropa, accesorios, bolsas, hasta dispositivos electrónicos, automóviles, aviones o yates, no hay límite en el sector de lujo. Igualmente, las marcas de lujo se enfrenan al reto de distinguirse de entre la competencia, de conquistar a sus públicos y generar engagement.
Es en este punto en donde surge el cuestionamiento sobre si el consumidor de productos o servicios considerados de lujo, pondera más el nombre de la marca que el precio que paga por lo que adquiere.
Datos del Departamento de Investigación de Merca2.0 indican que la opinión es dividida, pues cerca del 42 por ciento de las personas considera que sí es más importante la marca que el precio, pero alrededor del 35 por ciento opina lo contrario.
De acuerdo con el Estudio Perfil del Consumidor de Marcas de Lujo 2016, que contó con una muestra de 582 perdonas encuestadas, sólo un 21, 5 por ciento no ve diferencia.
Este tipo de datos son relevantes debido a que las marcas pueden tener un parámetro de lo que piensa el consumidor en el país. Cabe destacar que México es el principal mercado para productos y servicios de esta categoría en Latinoamérica, sólo en 2015, generó ventas por 14 mi millones de dólares, de acuerdo con Luxury Lab.