Concluido el periodo electoral en el que a diestra y siniestra, cada uno de los candidatos buscó a como diera lugar promocionarse y publicitarse como el producto de moda, no importando el costo que ello tuviera, nos debemos sentar y revisar cuáles fueron los derechos intelectuales transgredidos en cada uno de sus spots de radio, televisión, páginas de Internet, mítines e, incluso, medios impresos de tan ilustres personas, ya que esto sucede invariablemente cada tres años y, bajo el creído argumento de “no es con fines de lucro”, piensan o quieren seguir creyendo que así les conviene, que pueden hacerlo de manera indiscriminada sin consecuencia alguna.