
La lógica va en contra de lo que por décadas profesó el fast fashion. Las marcas del sector están obligadas a reajustar su modelo de negocio.
Desde hace unos años, el concepto del fast fashion, un modelo que ofrecer al consumidor una gran variedad de prendas en establecimientos que estimulan las compras simples, fáciles, rápidas y a precios razonables, ha ganado mucha popularidad, un mercado donde Zara y H&M han sabido capitalizar las oportunidades.
Forever 21 llegó a un acuerdo para vender su negocio a propietarios de centros comerciales estadounidenses y a una firma de gestión de marcas por US$ 81 millones. Una ganga.
En los últimos años el fast fashion tuvo problemas de crecimiento, la casi extinción de Forever21, incluso para la líder Zara, propiedad de Inditex. Sin embargo, esto no quita que sea un mercado con gran actividad y potencial. Ejemplo de ello es el regreso de Hennes & Moritz (H&M) a los primeros planos.
Inditex, compañía española dueña de Zara, logró una fuerte suba de sus ganancias gracias a la implementación de medidas puntuales que dieron resultado. H&M no se queda atrás.
Zara es la marca líder en fast fashion y en la categoría de apparel, donde se encuentra detrás de Nike.
Uniqlo inauguró su primera tienda en Vietnam, el motor de crecimiento del sudeste asiático y mercado clave para seguir avanzando. También buscará fabricar allí más indumentaria para alivianar la producción en China, por la guerra comercial.
Inditex, compañía dueña de su buque insignia Zara, decidió que permitirá que sus empleados de oficina en España no trabajen los viernes por la tarde a partir de 2020.
El retail es una de las industrias más dinámicas, por la capacidad comercial que ha detonado y que ha ayudado a impactar el mercado.
Forever 21 ha sido una de las marcas más polémicas dentro del mercado de moda, por la estrategia comercial que implementa en sus productos.
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