Carne cultivada, no obtenida a través de la muerte de un animal, es parte de un muy serio proyecto de trabajo que se desarrolla en la Universidad de Maastricht de Holanda.
La investigación es encabezada por el fisiólogo Mark Post de la misma académica y entre sus patrocinadores se encuentra Sergey Brin, uno de los socios fundadores de Google.
Lo que motiva esta clase de trabajo que ya ha producido su primera hamburguesa se debe a los retos que el mundo se enfrenta debido a la escasez crítica de alimentos, aún más si se tiene en consideración que durante los próximos 40 años la demanda de carne aumentará en más de dos terceras partes, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Cuando llegue el año 2050, se espera que la población del planeta alcance los 9 mil millones, momento en el que los métodos de producción de carne actuales no satisfarán la demanda. La carne será caro e inaccesible para muchos.
Asimismo, en la actualidad, la ganadería genera más del 15 por ciento de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero. Las vacas producen una gran cantidad de metano y el 70% de las tierras agrícolas se dedican a la producción ganadera.
Y ante tal entorno, las proyecciones dicen que la carne cultivada requerirá de un 99 por ciento menos de espacio que la ganadería moderna. Además puede producirse sin la masacre de ganado, y se necesitan muchos menos vacas, para que puedan ser criados sin la necesidad de la agricultura intensiva.
La forma que la cual la carne se cultiva es mediante la recolección de células musculares a partir de una vaca viva. A continuación, los científicos alimentan y nutren las células de modo que se multiplican para crear tejido muscular, que es el componente principal de la carne que comemos. Es biológicamente el mismo tejido que la carne que viene de una vaca.
Las células crecen en forma de cordones y con 20 mil de estas pequeñas hebras de carne se combinan para crear una hamburguesa de tamaño normal.