Conseguir efectivo es un problema en Argentina. Y más lo es si se tiene en cuenta que gran parte de las transacciones comerciales se realiza por esa vía debido al bajo porcentaje de comercios que reciben tarjetas de crédito y débito, especialmente en los que venden alimentos.
Es por esto que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tomo una decisión: habilitó la instalación de cajeros automáticos por parte de entidades no bancarias. De esta forma, la actual red de casi 20 mil ATM que gestionan los bancos podrá extenderse a dispositivos que serán propiedad de supermercados, gasolineras o cualquier otra entidad comercial.
La novedad es importante para el sector minorista del país porque si bien ahora hay cajeros automáticos fuera de los bancos, en todos los casos son gestionados por las propias entidades crediticias. A partir de la nueva reglamentación, los comercios podrán incluso recargarlos con los billetes de su propia recaudación. “Es una manera de que las empresas con alto ingreso de efectivo aprovechen ese excedente y puedan sacar una renta”, explica Clarín.
Según datos del Banco Central, un 20% de las localidades del país no posee ningún cajero automático, lo que obliga a la gente a trasladarse lejos y extraer todo el salario de una sola vez. “Esto no sólo atenta contra la inclusión financiera, provoca riesgos en términos de la seguridad física de las personas”, dijo el BCRA en un comunicado.
Más ingresos
Eso sí, no será gratis. Nada es gratis por estos días. Las entidades no financieras podrán cobrar cargos por el uso de las máquinas, siempre que informen los costos al cliente antes de la operación. Además, la pantalla deberá exhibir una leyenda que diga: “Esta operación en una entidad financiera podría no tener costo”.
Avances y retrocesos
El uso de los pagos por medios electrónicos avanzó en 2016 en Argentina, pero aún es bajo. La asociación que agrupa a las tarjetas relevó un incremento en el número de transacciones con base en una cuenta bancaria de cerca del 20% en 2016 (débito). Las operaciones crecieron también en el caso del uso de las tarjetas de crédito.
Argentina es un país que históricamente se resiste a la utilización de los métodos electrónicos de pago. Por un lado, por las altas comisiones bancarias que las entidades crediticias les cobran a los comercios (ésta es la principal traba), por otro, por la tradición del argentino de pagar con billetes.
Más allá del avance, el crecimiento podría haber sido mayor sin una decisión del equipo económico de enero pasado que dejó de aplicar desde 2017 un reintegro del 5% en las compras con tarjeta de débito.