Pasaban millones de cosas y estímulos visuales en ese momento. Ciudadanos de todas las edades y estratos socioeconómicos se concentraron a esperar el disparo inicial para arrancar la edición 34 del maratón de la ciudad azteca, la ciudad que cumplió más de 500 años de su fundación.
Se inscribieron 35 mil almas. Más hombres más que mujeres. Desde adolescentes hasta masters corredores de la tercera edad. Pocas veces un movimiento no político llega a generar una convocatoria de tal magnitud, ¿Quién convocó? La motivación de correr un maratón personal de cada uno de los 35 mil inscritos. La motivación por algún familiar vivo o muerto. 35 mil universos de pensamiento que corrieron sin parar por más de 3 horas. Mucha energía, muchos pensamientos colectivos. Las respiraciones incansables comenzaron a correr y recorrer las principales vías de comunicación la caótica Ciudad de México. Plena de tránsito de lunes a sábado, ese domingo respetó, como cada año, los miles de pies de de los corredores. Unos profesionales, otros más amateurs y los muchos improvisados. En ese momento la mercadotecnia que más importaba era la personal de cada corredor frente a su propio reto.
¿Dónde está la verdadera mercadotecnia de calle?
Más allá de las marcas que patrocinaron la carrera deportiva, observé una mercadotecnia orgánica imparable, increíble y también inigualable. Como la de Dany Palma. Una ciudadana más de los millones de habitantes de la ciudad de México. Que desinteresadamente y sin tener algún miembro de su familia como corredor, compró la noche anterior 40 kilos de plátanos para salir muy temprano por la madrugada a regalarlos como incentivo a los corredores. Sus plátanos se terminaron muy rápido. Poco a poco cuando guardaba su puesto improvisado y espontáneo se repetía a si misma “…el próximo año compraré 60 kilos para que alcance…”. Como Daniela, miles de ciudadanos salimos a la calle para apoyar a los miles corredores que nunca hemos conocido personalmente.
¿Qué detona que los ciudadanos activen movimientos tan espontáneos y orgánicos en la calle?
- La empatía colectiva con base en mensajes sencillos y claros.
- La energía positiva colectiva concentrada y sustancial de cada corredor por un sueño o su propio reto.
- La convocatoria para seguir un movimiento sin intereses tele dirigidos y objetivos.
- El reto o sueño personal que se suma y se comparte fácilmente a otros miles más.
- La sintonía en la carrera personal que corremos todos nosotros cada día de nuestra vidas.