Bien sabemos que las marcas están hechas de historias, no solo de productos o servicios. Dar vida a esas historias, las humaniza. Por eso, ya no es suficiente que las marcas cuenten lo que hacen, hoy es clave que hagan lo que dicen. En lugar de contar historias deben ser capaces de que los clientes las vivan. ¿Por qué? Básicamente, porque en un mundo saturado de oferta, demostrar su autenticidad es clave.
En la era de la inmersión, la experiencia de usuario es una ventaja diferencial. Pero debe ser una experiencia que aporte valor ya que la atención es cada vez más limitada, y las personas eligen conectarse únicamente con aquello que le interesa. Por lo tanto, si bien nuestra vida está llena de historias, sólo nos importarán las que sumen algo a nuestro camino.
Los consumidores, cada vez más informados, selectivos y exigentes, buscan experiencias relevantes en la vida real y, como resultado, la tendencia de contar historias pierde terreno frente al enfoque inmersivo que propone vivir la historia.
Lo anterior pone de manifiesto que hoy, más aún pos pandemia, narrar historias se convirtió en una conversación en la que las marcas simplemente le hablan a los consumidores pero, más allá de lo poderosas que sean, terminan sumándose a los miles de mensajes que permantemente reciben los usuarios. Por el contrario, vivir esas historias implica que las marcas abran el diálogo con sus audiencias y las involucren activamente.
Se produce el pasaje del ¿qué dice tu marca? al ¿qué está haciendo tu marca? Esto implica no solo una oportunidad para contar una historia sino también para experimentarla y establecer una conexión emocional significativa y real. Las personas quieren ser protagonistas, no solo que les cuenten la historia. Por eso el storyliving es la evolución lógica del storytelling y el storydoing. Un cambio de paradigma que implica una interacción mucho más intensa y cercana, de persona a persona.
En definitiva, hoy ya no alcanza con contar lo que se va a hacer o qué causas se van a promover, ahora se espera que las marcas demuestren su compromiso y tomen medidas para impulsar los cambios. Y en ese escenario es necesario involucrar a la audiencia de forma activa, emocional y memorable, generando una reacción que conecte a los usuarios con la marca en una firme intención por formar parte de sus vidas a largo plazo.