Las marcas personales del mercado editorial están pronunciándose sobre la elección para presidente que se llevará a cabo en Estados Unidos y el resultado está se está convirtiendo en mercadotecnia política digital en estado puro.
Los ejemplos que mejor retratan este fenómeno vienen de la mano con autores como J.K. Rowling o Stephen King, ambos considerados como los más ricos en el mundo, según Forbes, que les estimó ingresos entre junio de 2015 y junio de 2016 por 19 y 15 millones de dólares, respectivamente.
Comencemos con la autora inglesa, que publicó en su cuenta de Twitter:
“Ahí lo tienes: una mujer con experiencia y altamente inteligente debatió con un huevo anaranjado gigante de Twitter. Tu movimiento América”.
Anteriormente, Rowling se refirió a una nota sobre por qué los estadounidenses están llamando a Donald Trump, Lord Voldemort:
“Qué horrible. Voldemort estaba lejos de ser tan malo”.
Well, there you have it. A highly intelligent, experienced woman just debated a giant orange Twitter egg. Your move, America. #debate
— J.K. Rowling (@jk_rowling) 20 de octubre de 2016
How horrible. Voldemort was nowhere near as bad. https://t.co/hFO0XmOpPH
— J.K. Rowling (@jk_rowling) 8 de diciembre de 2015
En el caso de StephenKing, el autor publicó:
“Mi nueva historia de horror: Había una vez un hombre llamado Donald Trump y compitió por ser presidente. Algunas personas querían que ganara”.
My newest horror story: Once upon a time there was a man named Donald Trump, and he ran for president. Some people wanted him to win.
— Stephen King (@StephenKing) 21 de octubre de 2016
Repubs want to put nuclear weapons in the hands of a man with the temperament of a 2-year-old. This goes beyond my understanding.
— Stephen King (@StephenKing) 20 de octubre de 2016
Ambas publicaciones se convirtieron en exitosas estrategias de mercadotecnia política digital al generar reacciones por más de 200 mil retweets o me gusta.
En este sentido llama la atención observar el papel que tienen en mercadotecnia política los influencers como detonadores de conversación sobre determinados temas como el político.
Es aquí cuando el interés que encuentran los candidatos en personalidades los legitima como estrategias de mercadotecnia política, pues el sumarse a sus campañas o convertirse en detractores (lo que determina no sólo el punto de vista de un mercado en general), se trata de marcas personales que tienen empatía y que al final del día es un sentimiento que marca el pulso de un mercado que se identifica desde las emociones con marcas o en este caso, políticos.