• De acuerdo con Embroke, al menos el 10 por ciento de las startups fallidas mueren en su primer año

• IMD apunta que la gran mayoría de las corporaciones, hoy en día, tienen una esperanza de vida de solo 18 años

• Según Pivot International, un nuevo producto tiene una tasa de éxito promedio de entre 25 y 45 por ciento, según la industria

Un producto debería reflejar la filosofía, valores y cultura de la compañía que lo desarrolla. Por eso, todos los dispositivos de Apple tratan de expresar un sentido de innovación y tecnología de punta. También ésta es la razón detrás de la cual todo el portafolio de Nintendo, desde sus juegos hasta sus aparatos, dan una sensación de diversión universal, sin límites de edad. O por la que Burger King constantemente trata de retar los límites de su menú y sus comensales.

Que cada producto tenga esta identidad clara que resuene con los valores organizacionales es un elemento crucial para el éxito a largo plazo de cualquier empresa. Investigaciones muestran que estos factores son determinantes cuando un nuevo jugador trata de entrar a un mercado ya dominado por otros agentes. O bien, en el tipo de marcas que prefieren los consumidores. Asimismo, como apunta Chron, deja a las compañías diferenciarse claramente de los rivales.

Así como debe haber diferencias claras en la identidad de cada producto que corresponden a los valores y cultura de sus empresas, también hay ofertas que comparten características. Lo anterior es especialmente cierto cuando se compara el portafolio de una startup con el de una corporación más establecida. Citlalli Leyva, head of product de Homie.mx, señala que hay cinco diferencias específicas entre los proyectos que desarrollan estos dos grupos de marcas:

El equipo de producto

Las diferencias empiezan a notarse desde el momento mismo que se empieza a trabajar en el proyecto. En la mayoría de los corporativos, los desarrolladores necesitan esperar aprobación y recursos de otras unidades. Se trata, en pocas palabras, de una estructura más secuencial. En el caso de una startup, la estructura total de la empresa suele ser mucho más reducida. Por lo tanto, es posible que varias partes trabajen simultáneamente, con los retos que ello implica.

Resiliencia de los proyectos

En términos generales, una estructura corporativa tendrá más dificultades para hacer cambios a su producto. Como hay más en juego, toda adecuación es costosa y debe estar planeada a la perfección. Por ello, también suele ser más tardada. Por el contrario, las startups suelen trabajar con tecnologías libres. Si bien esto reduce costos, también implica estar al tanto de actualizaciones y retroalimentación del público. Lo anterior implica hacer cambios constantes.

Cómo abordar la evolución del producto y negocio

Tradicionalmente, las corporaciones tienen un modelo de crecimiento bastante sencillo. Buscan oportunidades de mercado que les permitan ampliar los márgenes de ganancias, y por ello van a donde están los consumidores. Por el contrario, las startups se especializan en escuchar a los usuarios y detectar necesidades sin resolver. Se centran en retos que escapan a las empresas de mayor tamaño y crean un negocio en constante mejora a su alrededor.

Uso de la tecnología

Por lo general, las compañías de mayor tamaño suelen ser más lentas en la adopción de innovaciones. Claro que hay grandes exponentes que, a través de un producto o servicio, han revolucionado el mundo. Pero muchas de ellas empezaron, en su momento, como una startup. Por el contrario, debido a la falta de una base de consumidores bien establecidas, negocios nacientes tienen que hacer una gran apuesta a los últimos avances que se hagan en el sector.

Diseño como eje central del producto

Afortunadamente, este es un punto en que cada vez más marcas, tanto grandes corporativos como startups, encuentran un terreno común. Antes, el rol de ingenieros y otros roles más técnicos en la creación de plataformas y soluciones era muy notable. Pero lentamente la industria se ha dado cuenta que también se necesita cuidar el valor estético y gráfico de cada proyecto. Así pues, los expertos gráficos tienen un rol cada vez más relevante en el proceso.