• De acuerdo con Tech Jury, para mayo de 2020 la capitalización de mercado del sector criptomonedas era de 265 mil 545 millones de dólares

• Tan solo el Bitcoin genera en total seis mil millones de dólares en transacciones cada día

• Entre 2019 y 2025, se espera que esta industria crezca a una tasa anual compuesta de 56.4 por ciento promedio

A pesar de la crisis, todo indica que 2020 fue un gran año para criptomonedas. Statista apunta que desde marzo pasado el precio de las grandes divisas, como el Bitcoin, ha ido creciendo constantemente a lo largo de los meses. Y según Fortune, podría incluso superar al oro como un activo de valor universal. En una entrevista con Merca2.0, Nora Palladino, Product Launch Marketing Manager de Bitso, apunta que el entusiasmo también es palpable entre el público:

Durante la pandemia, solo en nuestra plataforma, llegamos a un millón de usuarios. La gente que se sumó, lo hizo porque empezaron a dedicar más horas a canales online. Y eso ayudó a que el público conociera del mercado y se animaran a comprar sus primeras criptomonedas. Pero también se puede hablar de la difusión que ha tenido en medios el sector. Por ejemplo, con el anuncio de PayPal o el recorte a la mitad para la generación de Bitcoin con minería.

El problema del Bitcoin (y otras criptomonedas)

Pero el hecho que estas divisas digitales se volvieran más populares en el mercado no quita su principal problema: La enorme volatilidad. No hay más que ir a la caída en el precio del Bitcoin de finales de 2017. De acuerdo con TechCrunch, tras más de duplicar su valor a lo largo del año, perdió casi todo lo ganado en los últimos días del año, llevándose a otras criptomonedas. Pero Palladino cree que el mercado de ahora es muy distinto al que había hace algunos años:

La industria ha crecido mucho desde la caída del mercado en 2017. Entonces teníamos un “hype”, con muchas empresas tratando de financiarse con ofertas iniciales de criptomonedas (ICO). Se creó una burbuja, y muchas marcas que debutaron entonces, no han sobrevivido al día de hoy. Ahora el sector está mucho más maduro y los jugadores están más claros. Aparte tenemos agentes más responsables y un crecimiento un poco más lento, pero también seguro.

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Una alternativa del mercado

Pero no deja de existir el riesgo inherente que un día las criptomonedas más valiosas dentro del mercado, por una razón u otra, se desplomen en valor. Algo que las hace poco útiles como un instrumento para guardar valor o para transacciones. Sin embargo, en datos de la experta de Bitso, esto ha llevado a este sector a diseñar un nuevo tipo de divisa digital. Se trata de las stablecoins, que como su nombre lo indica prometen ser más estables que sus contrapartes:

Estas criptomonedas, al contrario de otros activos como el Bitcoin, tienen su valor pegado a otro activo. Por ejemplo, que siguen el precio del dólar. Obviamente, el valor de esta moneda va cambiando, porque cualquier activo tiene volatilidad. Pero no poseen ese extremo sube y baja del Bitcoin y otros elementos. Y su interés ha crecido exponencialmente en los últimos meses porque puede servir como una plataforma de ahorro o protección contra la inflación.

¿Por qué apostar por estas criptomonedas?

Lo anterior significa, básicamente, que las personas pueden comprar estas divisas digitales en lugar de comprar directamente dólares y los demás valores a los que están ligados. Esto, claro, hace surgir la pregunta: ¿Por qué no comprar directamente aquello que respalda a este tipo de criptomonedas? La respuesta Nora Palladino es relativamente sencilla: Al apostar por las stablecoins, además de ser más estables, permite aprovechar la flexibilidad del mercado.

Son un activo global. Podemos operar con estas criptomonedas las 24 horas del día, los siete días de la semana. También se puede hablar de una cuestión de seguridad. Comprar dólares u oro requiere trasladar títulos y certificados físicos de un lado al otro. Pero con las stablecoins se habla solo de tecnología. Podemos mantener nuestro patrimonio bajo la protección de su wallet. Nos posibilita operar sin algún límite. La única barrera es prácticamente la imaginación.