Las historias son una de las fuentes creativas a partir de las cuales se puede construir cualquier oferta de contenido o productos, que se convierten en la mejor apuesta por parte de las marcas, de lograr identificación ante el mercado a partir de experiencias que se comunican.
La comunicación es trascendental no sólo para lograr la mayor efectividad de las estrategias publicitarias, sino para empatar con audiencias y consumidores a través de experiencias.
Una de estas creativas formas de generar experiencias a través de historias lo ha logrado hacer Netflix, pues para regionalizar sus contenidos se ha determinado a comunicar con historias que son originarias de estas zonas o recurriendo a personalidades locales, con quienes se ha determinado una apuesta muy interesante en la necesidad de crear nuevas capacidades para las marcas, a partir de lograr participar en contenidos trascendentales.
Desde esta apuesta, tenemos a la mano la creación de series que se han basado en historias reales. Un ejemplo de ello ha ocurrido con la obra Girl Boss de Sophia Russo, quien logra plasmar la historia detrás de su éxito en la plataforma de comercio electrónico Nasty Gal y la forma en que emprendió dicho negocio.
Su historia se convirtió en la serie Girl Boss, una de las tantas que han sido canceladas por Netflix, sin darle el beneficio de una segunda temporada, pero gracias a la cual, la marca personal de Russo encontró una oportunidad de relaciones públicas generada por la noticia, que coincidió con el anuncio de la segunda parte de su libro, lo que determina aún más el interés por convertir su propia marca personal en una historia dirigida a un nicho de consumidores sementado por su interés en temas de negocios e inversiones.
La trascendencia de los contenidos como estrategia comercial se ha determinado cada vez más en una inversión con que las marcas se han propuesto a resolver la relación que guardan con las marcas.
It’s a new era. @girlboss team portrait ❣️
Una publicación compartida de sophia amoruso (@sophiaamoruso) el
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