“La tierra es una esfera si de la luna la ves, es una esfera azul, de belleza sin igual..” Así iniciaba la cancióncita del programa “La Gran Canica Azul” (Big Blue Marble) que veía de niño en el Canal 13, en el que nos mostraban en media hora el estilo de vida y costumbres de otros niños que vivían en alguna parte del mundo (aquellos años donde no existía el internet y mucho menos las redes sociales y los correos electrónicos).

Además, tenían una sección en la que se nos invitaba a tener amigos por correo o “Pen Pals”. Los que querían hacerlo debían escribir a una dirección postal en Santa Barbara, California, que era donde estaba el programa “Dear Pen Pal” (que cómo señalaban ellos mismos, era “… un programa mundial creado para promover el entendimiento mutuo entre las personas del mundo”) donde concentraban todos los datos de contacto enviados, incluidas las edades de los niños interesados y sus hobbies favoritos, y se encargaban de buscar a alguien del mismo género, edad y gustos en común para un intercambio de cartas entre amigos de todo el mundo.

¿Quién, como niño, se iba a imaginar que nos podíamos comunicar tan fácil con otro niño al otro lado del mundo? Era 1980. Había una población total de 4,437 millones de personas. Veíamos al mundo como algo inmenso.

Hoy en 2022, en el mismo planeta que veíamos como colosal, ya llegamos a los 8,000 millones (y sigamos sumando, pues cada segundo nacen 2 niños. Así es, en lo que acabas de leer éste párrafo hay otros 20 nenes en el mundo).

Independientemente de la alegría que nos da recibir una “bendición” en casa (sobre todo cuando es deseada y otras cuando es una sorpresita) el incremento demográfico podría tener consecuencias serias que ya estamos empezando a sufrir a nivel internacional.

Me podrían decir que éste dato no nos interesa a los mercadólogos y publicistas, pero fíjense que si.

Tiene que ver con las consecuencias antes mencionadas. Tendremos graves problemas si no se satisfacen las necesidades básicas de todos los habitantes del planeta y de los millones que vendrán. Y si a esto sumamos la afectación al medio ambiente, claro que nos interesa.

Ya en la COP27 lo señaló la ONU: Los últimos ocho años son los más cálidos registrados hasta ahora. La temperatura media mundial de este año está 1.15 grados Celsius arriba de la media de los años preindustriales (de 1850 a 1990). En el mismo evento la Organización Meteorológica Mundial señaló que: “La subida del nivel del mar se acelera, el deshielo de los glaciares europeos bate récords y los fenómenos meteorológicos extremos causan devastación” y también que “El calor causó una disminución en los rendimientos de los cultivos. Esto, combinado con la prohibición de las exportaciones de trigo y las restricciones a las exportaciones de arroz en la India, amenaza los mercados internacionales de alimentos y plantea riesgos para los países ya afectados por la escasez de alimentos básicos”.

¿Todavía creen que no nos interesa?

La sobrepoblación es un fenómeno que va de la mano de los problemas climáticos. Ni hablar. Y hay otro hecho que se mezcla con ello: El Consumismo.

Y no estamos hablando del exceso de compras de productos o servicios de lujo por quien tiene la posibilidad de hacerlo. Hablamos del exceso de compra de productos que más temprano que tarde se desechan, provocando contaminación no solo en el desperdicio de los mismos sino también en la gran cantidad de recursos que se utilizan para su producción.

Bien lo menciona Francisco Avelar, Rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, en una publicación referente al tema: “los seres humanos no nos conformamos con la búsqueda de los recursos indispensables para nuestra sobrevivencia y reproducción, sino que ahora exigimos, acumulamos y desperdiciamos al por mayor (cada uno en la medida de sus ingresos) objetos y bienes en estricto sentido innecesarios (no necesitamos, por ejemplo, 10 pares de jeans, una docena de zapatos ni una veintena de camisas o blusas, pero muchos tenemos eso o más en el guardarropa)…”

Millones de habitantes en el planeta estamos propiciando un “Sobregiro Ecológico” como ya lo había mencionado en una columna anterior.

Si aún así, tú, como empresa, agencia, medio, responsable de marketing, crees que no tienes que ver con el problema, ahí si, estamos en problemas.

Los 8 millardos de personas ya estamos aquí y seguimos creciendo en número. Eso ya no tiene vuelta de hoja. ¿Qué está en nuestras manos?

Como continúe la población creciendo así, para el 2050 necesitaremos casi tres planetas para usar recursos naturales necesarios para mantenernos. Promovamos el consumo necesario de nuestros productos.

Usemos y produzcamos con materias primas que no impacten negativamente al medio ambiente. ¿Quieres más consumidores/usuarios? Procura que vivan mejor en su planeta y conseguirás muchos más.

Promueve la reutilización de tus productos antes de que te vuelvan a comprar. Tarde o temprano te lo agradecerán tus consumidores siendo fieles a una marca que se preocupa por ellos. Promovamos el consumo responsable.

Procura utilizar productos locales para crear los tuyos. Evitarás la emisión de gases contaminantes si no te distribuyen tus insumos desde lugares lejanos.

Usa energías limpias y eficientes en tus empresas (no le hagas caso a ya sabes quien) y promueve entre tus colaboradores el ahorro de consumo de energía y agua en tus oficinas y sus hogares.

Procura colaborar con el movimiento Comercio Justo, así cumplirás con el respeto a derechos humanos, prácticas justas y una mayor protección al medio ambiente.

Usemos nuestros conocimientos y recursos para temas de educación en control de la natalidad en lugares marginados.

Si nuestro producto llega a esa miscelanea de la sierra o del lugar más alejado, ¿Por qué no podría llegar algo de comunicación educativa por nuestra parte?

Hoy, en nuestra “Gran Canica Azul” de 8 mil millones de habitantes, tengamos la vision de un mejor futuro sostenible. Demos un giro a la manera de cómo hacemos negocios y pensemos que el lucro no debe ser el principal objetivo, pero sí debe serlo el satisfacer necesidades de la gente y démosle una mayor importancia a quien sostiene a nuestras empresas y marcas: a las personas.