Los pedidos globales de smartwatches superaron -por primera vez en la historia- a los pedidos de relojes analógicos suizos el año pasado.
Los smartwaches sumaron 8.1 millones de unidades, mientras que el total de la industria relojera suiza acumuló 7.9 millones, de acuerdo con un informe de Strategy Analytics.
Pese a una desaceleración importante respecto a años anteriores, las proyecciones apuntan que este 2017 serán 75 millones de unidades las que se coloquen en el mercado, de acuerdo con datos de Consumer Technology Association, proyectados por Statista.
Se han vuelto un accesorio dominante en el mercado, incluso en el segmento infantil, en países como Alemania, en donde el Gobierno se vio en la necesidad de prohibirlos.
Y es que los smartwatches están dirigidos a niños entre 5 y 12 años de edad, pondrían en duda su seguridad y privacidad, de acuerdo con la Agencia Federal Alemana de Internet, que prohibió aquellos con funciones que permita el “espionaje”.
En un comunicado, señaló que:
Nuestra investigación sobre estos productos descubrió, por ejemplo, que los padres los estaban usando para escuchar a los maestros mientras daban clase a sus hijos
Las autoridades tomarán medidas para asegurarse de que se destruyan. Enviarán una notificación a cada dueño de un smartwatch y esperarán una prueba de que lo han destruido. Entonces, la autoridad competente mandará al ciudadano un “certificado de destrucción”.
Antecedentes
Aunque para algunos la medida es extrema, existen antecedentes. El año pasado, grupos de consumidores en Estados Unidos denunciaron dos productos que contenían micrófonos y enviaban las conversaciones grabadas a agencias de mercadotecnia y publicidad.
Al final, el mercado es tan fructífero que durante 2018 habrá cerca 141 millones de unidades, por lo que está en crecimiento constante, de acuerdo con datos de la Consumer Technology Association, proyectados por Statista.