Lo que se conoce como casa inteligente, o smart home, representó en 2020 un mercado global de más de 86.48 miles de millones de dólares (MMUSD) en todo el mundo. Se espera que el mercado continúe creciendo y que sobrepase los 400 MMUSD hacia el final de la década. Muchas cosas en nuestras casas incluirán tecnología de diversa índole, como respuesta a diversos cambios que están sucediendo al mismo tiempo.
Cada vez hay más usuarios de internet, pero no sólo eso: también lo usan por más tiempo y más frecuentemente. De acuerdo con INEGI, en 2020 el 72% de la población mexicana usó internet mientras que el 60.6% de los hogares contó con acceso a la red. Junto con lo anterior, y a pesar de las crisis, existe algún incremento del ingreso disponible para este gasto en economías como la nuestra. Adicionalmente, debido a diversas circunstancias, por seguridad o simplemente por conveniencia, muchos hogares buscan monitorear lo que sucede al salir de su casa, instalando cámaras y alarmas, entre otros dispositivos.
Sabemos del deseo consciente de los consumidores por ahorrar energía. Así, equipos como refrigeradores, calefactores y demás son cada vez más eficientes y se conectan a Internet, interactuando con su usuario y en muchos casos con el fabricante. Ejemplos van desde controlar temperatura o iluminación hasta identificar productos faltantes en el refrigerador o sus requerimientos de mantenimiento. Mucho de lo anterior tiene que ver con el Internet de las Cosas o Internet of Things (IoT) en inglés.
Un producto que en los últimos años se ha introducido en la casa es el conocido “asistente de voz”. Ejemplos de ello son Alexa de Amazon, Google Assistant, Siri de Apple, Cortana de Microsoft y Bixby de Samsung. Casi todos los smartphones incluyen alguno de estos, así que lo más probable es que nos lo hayamos topado. Desafortunadamente los consumidores buscan constantemente qué más se puede hacer con estos asistentes, ya que el uso más continuo que se les da es para escuchar música y preguntar por el clima: esto equivale a algo más del 50% de su uso. Esta falta de entendimiento se debe a que aún se requiere comunicar adecuadamente el valor que representa para el consumidor adquirir los dispositivos adicionales para que la casa se automatice, además de conectarlos entre ellos.
El mercado de estos dispositivos se anticipa crecerá enormemente en el futuro. El mercado lo podemos segmentar en monitoreo y seguridad (alarmas, cámaras), iluminación inteligente (encendido, apagado, graduación), entretenimiento (televisiones inteligentes, bocinas) y equipos inteligentes (refrigeradores, closets) entre otros más, como medidores de consumo energético y agua. Todo esto estará interconectado a través de internet, y controlado directamente por el usuario a través de su smartphone.
Aún queda mucho camino por recorrer desde la perspectiva de marketing. Sin embargo, comunicar adecuadamente el valor que cada dispositivo ofrece al usuario consumidor es algo que falta mejorar. El IoT trae mucho valor que aún tiene que descubrir el consumidor, pero es responsabilidad de los mercadólogos hacer que ese valor sea transmitido correctamente para ser apreciado. En la siguiente década disfrutaremos como cosa cotidiana lo que hasta ahora hemos visto en películas futuristas. Queda mucho por andar, aunque el futuro ya está aquí.
