– Los empleados altamente comprometidos tienen más probabilidades de tener una productividad superior a la media
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De entrada, se tiene que explicar que el “síndrome del Impostor” afecta la forma en que se siente una persona alrededor de los colaboradores en el trabajo, afectando la productividad que tiene en su vida laboral.
La rutina diaria de la oficina y la manera de vivir con ella puede afectar a la mayoría de las personas que trabajan en una oficina. No tiene nada de malo sentir de vez en cuando este síndrome, incluso Einstein lo tenía y todavía trabajaba en cosas bastante importantes.
Sin embargo, pensar en una forma de mejorar el nivel de productividad individual a pesar de todas las probabilidades negativas, debe ser algo que una persona en estado laboral debe realizar de forma constante.
Es probable que tengas este problema si haces todo muy lentamente. Esto habla de una asignación de tiempo ineficaz y de una falta de productividad marcada. Admitir que el bajo nivel de productividad es una situación que empeora las cosas y refleja inaptitud profesional es algo en lo que un profesional debe considerar.
La Workplace Research Foundation informó que los empleados altamente comprometidos tenían muchas más probabilidades de tener una productividad superior a la media, en torno al 38 por ciento
Es por eso que este problema debería solucionarse primero. Si aumentas la productividad, la evaluación personal mejorará, y al final olvidarás cualquier problema con la productividad.
Estos son los 3 consejos que se deben seguir
1. Pensar en pequeños triunfos para alcanzar grandes metas
La falta de confianza en uno mismo y el miedo al fracaso ralentizan nuestro trabajo y, a menudo, no permiten llegar a algo. Primero, no puedes comenzar el trabajo, porque nada bueno saldrá de él, luego no se puede hacer nada importante y el ciclo de la desesperación se cierra.
La mejor manera de romper el círculo vicioso es dividir los objetivos principales en pequeños fragmentos y felicitarse por el logro cometido después de cada paso. Esto traerá una satisfacción gradual, ya que la autovalidación puede ser un remedio eficaz para el síndrome del impostor.
2. No se trata solo de ti
Sentirse ansioso e incómodo con el personal, inevitablemente, terminará en un conflicto grande, pues conduce a grandes malentendidos e inconsistencias en el trabajo diario. Resolver todo por uno mismo y manejar las tareas sin pedir consejo, hacer análisis o pedir ayuda en lo absoluto, omitiendo algunas preguntas importantes que deben hacerse, puede ser una suerte de auto sabotaje.
Para evitar eso, tienes que pensar que no todo es sobre uno mismo. Esto reduce la productividad individual, pero lo más peligroso es que pueden interrumpir el desempeño de un negocio y cómo se desenvuelve con los empleados. Si dejas de enfocarte en ti mismo, puede terminar comparándose con sus compañeros e intercambiando comentarios sobre sus logros y fallas.
3. Olvidar el perfeccionismo de vez en cuando
El perfeccionismo frecuentemente acompaña al “síndrome del impostor”. La perfección es genial, pero puede estar trabajando en tu contra. Entonces, antes de llegar a algo, deja en claro lo que será “ideal” y lo que es “aceptable”. Luego identifica qué resultados esperas en cada paso en particular.
Evalúa tu tiempo y objetivos de manera realista, la perfección viene “de vez en cuando”. Esto proporcionará una mejor gestión del tiempo y facilitará un enfoque productivo para el trabajo. Sobre todo, cuando comparte sus resultados tentativos, la responsabilidad ya no afectará por completo, tendrá una retroalimentación en la que confiar.
