Una de las características de un buen líder es saber comunicarse con efectividad, saber transmitir sus mensajes, saber conectar con sus audiencias, tener una empatía para lograr persuadir a su equipo o al público al que se dirige.

Cuando hablamos de que sin comunicación no puede haber liderazgo, nos referimos a que una de las principales cualidades de un líder es que debe ser capaz de comunicar y lograr influenciar a las personas, si la comunicación no existe, no habrá seguidores entonces, no habrá liderazgo.

Si analizamos a grandes líderes, ya sea empresariales o políticos, todos han tenido un común denominador, saber comunicarse cada uno en su propio estilo y también tener carisma. Un líder carismático es una persona que sabe convencer, que tiene magnetismo, que sabe dirigir con una sonrisa, y que haga fácil el trabajo y que todos lo sigan.

Ejemplos hay muchos, pero me vienen a la mente 3 de ellos que en lo personal yo admiro como grandes comunicadores.

Mahatma Ghandi que movió a toda una nación a través de promover la paz y la conciliación antes diferencias políticas y religiosas de aquel tiempo dentro de la India, a fin de promover la independencia de ese país de la Gran Bretaña. Winston Churchill, primer ministro británico durante la 2ª. Guerra mundial que dejo huella en una de las épocas más difíciles de esa nación ante la tiranía del régimen Nazi, y que el pueblo británico siguió con toda la convicción para defender a su país. Steve Jobs creador de la marca Apple, visionario que revolucionó la manera de comunicarnos con nuevos dispositivos tecnológicos que resultaban muy amigables de manejar con diseños muy atractivos. Sus lanzamientos y presentaciones dieron un giro en la forma de comunicar y presentar los nuevos productos del momento.

Además de una buena comunicación, para que un líder sea congruente con su narrativa deberá también contar con educación y respeto hacia los demás, el liderazgo no se impone, se gana con la confianza y el reconocimiento del equipo, con un respeto absoluto hacia el trabajo del equipo, que trata siempre de motivar, y que es positivo, incluso en situaciones difíciles o complejas.

Hay personas más predispuestas a convertirse en líderes de forma natural, y otras que necesitarán adquirir algunas habilidades. Aquellos jefes o “líderes” que imponían su ley solo eran respetados por sus subalternos por miedo a ser regañados en público o inclusive a ser despedidos, afortunadamente esto ya ha cambiado. Muchas empresas ponen especial atención a este tipo de comportamiento.

Un jefe que plantea con claridad los objetivos y planes de trabajo en tiempo y forma, además de acompañar al equipo durante la gestión del o los proyectos, es un líder muy apreciado ya que el equipo siente la tranquilidad que cuenta con el apoyo de su superior.

La humildad es otra de las características de un buen líder. Todo jefe debe saber que por muy jefe que sea, depende del trabajo de su equipo, por lo que hay que ser tolerante con los errores de los demás. Ello no significa que los errores se pasen por alto, sino que deben ser señalados en privado y dar alternativas para no volver a caer en ellos, esto le brindará mucha confianza al colaborador.

Un buen líder siempre debe aprender, porque el aprendizaje no tiene límite y es fundamental para crecer, tanto personal como laboralmente.

Un buen líder también debe tener carisma y empatía con los demás, debe ser una persona educada y agradable, que nunca grita o falta al respeto a su equipo. La empatía es una cualidad muy necesaria, porque hay que entender al equipo, en su conjunto y a las particularidades de sus miembros, para saber sacar el máximo partido de los talentos de cada integrante.

Un líder debe reconocer el buen trabajo de su equipo, sin exageraciones, en el lugar y en el momento adecuado, ello crea un ambiente de entusiasmo y positivismo para lograr retos más desafiantes.

Es muy claro que la comunicación se encuentra en cada uno de los conceptos antes mencionados, un buen líder es sinónimo de un buen comunicador.