En 1994 la figura de Emiliano Zapata, el “Caudillo del Sur”, reemplazó a Lázaro Cárdenas en los billetes de 10 pesos, aquellos que estaban hechos de papel algodón y que dejaron de fabricarse debido a que era costosa su producción.
Perteneciente a la familia “D”, el billete tenía 66 milímetros de alto por 129 mm de largo, sus elementos de seguridad constaban de un registro perfecto a tragaluz que coincide con exactitud en ambos lados de la unidad y forman el número de la denominación, una microimpresión en la línea que enmarca el frente del billete en el que se repite la palabra Banco de México, además de un hilo de seguridad de aproximadamente un milímetro de ancho que se observa a trasluz.
Dicha denominación aún permaneció en 1996 cuando se lanzaron los billetes “D1” en los que se suprimía la palabra “nuevo” y únicamente se la llamó a la moneda “peso”, anteriormente la moneda mexicana era conocida como “nuevos pesos”.
Con la llegada del nuevo milenio se renovó el material con el que se hacia el dinero en el país, fue entonces que el billete de a 10 pesos dejó de circular.
Para todos aquellas personas que durante la última década del siglo XX utilizaron este billete (marketing de nostalgia), se puede conseguir como pieza de colección junto con las demás denominaciones de la época.
En sitios como mercado libre, adquirir ese paquete tiene un precio de 3 mil 900 pesos, mientras que por unidad, osea solo el billete, este tiene un costo de 65 pesos.
Sin embargo, este billete puede encontrarse aún en el flujo de dinero, es poco probable que suceda pero puede que alguien lo utilice para pagar un producto, de acuerdo con el Banco de México siguen en circulación al menos 260 millones de pesos de esta denominación especifica.
El instituto central aseguró que el billete de 10 pesos conserva su valor de denominación, por lo que se pueden seguir utilizando para realizar transacciones, pero por resolución del banco, se retiran de la circulación a través de las instituciones de crédito, esto quiere decir que una vez que llegan a una entidad financiera, el billete se separa para no volver a ser entregados al público.