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La demanda hace referencia a un proceso que se acordó desde octubre pasado entre Softbank y WeWork
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Sin embargo, la transacción se canceló porque la marca de coworking no entregó la documentación solicitada
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El trato habría beneficiado principalmente a Adam Neumann, el ex líder de la compañía, y otros pocos acconistas
Hay varias razones por las que una compañía puede recibir una demanda. A veces se trata de un consumidor que considera que la empresa en cuestión no cumplió con sus promesas en un servicio o producto. También pueden ser interpuestas por grupos de defensa del consumidor, ante ofertas potencialmente peligrosas para la vida o seguridad del público usuario. Pero lo que sí es poco común, recurrir a una solo por no recibir tres mil millones de dólares (mdd).
Tal es el caso de WeWork y su mayor accionista, la japonesa Softbank. Hace unos días se dio a conocer que la compañía de coworking perdió la oportunidad de recibir tres mil mdd de esta aliada. El plan era que la organización asiática le comprara acciones valuadas en esa cantidad. Sin embargo, como no se cumplieron ciertos requisitos para la venta antes de la fecha límite, el pasado primero de abril, se retiró la oferta de la mesa. Entones, parecía que eso era todo.
Sin embargo, Reuters acaba de informar que WeWork acaba de presentar una demanda contra la compañía japonesa. La marca de coworking asegura que, al no proseguir con la compra de las acciones, “es una falta a las obligaciones contractuales, así como de las responsabilidades fiduciarias”. En el documento, la startup apunta que Softbank, al no pagar esos tres mil mdd, está dejando en el hoyo a cientos de empleados, actuales y pasados, que poseen acciones.
¿Una demanda malintencionada?
No es la primera vez que dos empresas se avientan a un conflicto legal por un desacuerdo. En 2019, Hertz y Accenture se vieron envueltos en un escándalo por un supuesto incumplimiento de contrato de ésta última. Por su parte, en junio del año pasado, JetBlue puso una demanda contra Walmart por el uso indebido de su marca. También Patagonia se fue contra los dueños de Corona por supuestamente usar el buen nombre de su organización para vender cerveza.
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La cuestión de WeWork y Softbank es muy interesante, porque parecería que la empresa de coworking está disparándose en el pie. La compañía japonesa aún muestra mucho interés en el futuro de esta startup, a pesar de fracaso que tuvo en 2019 cuando intentó salir a la bolsa. La muestra perfecta de lo anterior es que, a pesar de haberse negado a realizar la compra de acciones que se tenía planeada, aún queda en la mesa un rescate valuado en cinco mil mdd.
Con esta demanda, WeWork solo logrará tensar su relación con su accionista mayoritario. De por sí se esperaba que la compañía japonesa, después del rescate, tomara un rol controlador en el futuro de la organización. Pero una vez que termine esta demanda y prosigan los planes de recuperación, es casi una certeza que Softbank no dejará que la organización de coworking tenga la libertad de antes. Algo que no sería una apuesta brillante considerando su situación.
El efecto de una batalla legal en los negocios
Jamás es bonito cuando una demanda le cae sobre alguna empresa. Y es que los efectos en el corto plazo podrían ir más allá del conflicto legal en sí. Por ejemplo, el escándalo en el que se acaba de meter Zoom podría afectar el crecimiento que le permitió la crisis sanitaria. En el otro extremo, el conflicto entre McDonald’s y dos de sus ejecutivos podría afectar la imagen de su marca ante ciertos públicos. Algo similar ocurriría con Santander y el CEO que nunca fue.
De acuerdo con Moneyning, hay una serie de cobros y cuotas que están ligadas al proceso de la demanda, desde la contratación del abogado hasta reparación de daños, en caso de perder. Según SmallBizAhead, también puede consumir tiempo valioso de la organización, aún si se trata de un reclamo injustificado que no lleve a mayores gastos. Hasta, en casos de las marcas más pequeñas, podría resultar solo en el quiebre de la compañía, en información del HuffPost.