Uno de los pasos clave en una estrategia de marketing es desarrollar una segmentación de mercado para descubrir grupos de consumidores sobre determinado producto o marca, ayudando a los estrategas de estas compañías o firmas independientes, a precisar la estrategia que puede ser diferenciada, cuando se busca adaptar un producto a las necesidades específicas de los grupos.
La segmentación también puede ser indiferenciada, donde la misma oferta comercial sirve para atender las necesidades de cada segmento del mercado, mientras que la estrategia concentrada nos hace dirigirnos a limitados grupos del mercado, como una forma de obtener una ventaja comparativa.
Para lograr poner en funcionamiento cualquiera de estas estrategias, un ingrediente indispensable es la accesibilidad que consiste en los elementos con que debe contar cada uno de los segmentos considerados en la campaña, para que esta pueda conectar al consumidor.
En este sentido, la accesibilidad se convierte en un paso donde no solo se determina en conceptos al segmento, si función consiste en aplicar herramientas del marketing para que sea posible entrar en él.
Ante estas reglas es necesario recordar que la accesibilidad ya no solo se piensa en función de variables como la edad, sexo o región geográfica; los estilos de vida y las emociones del consumidor, por ejemplo, son nuevas medidas que están determinando puntos en la regla con que se mide el consumo, es decir, la utilidad de la segmentación está en función del valor con que se logra determinar a través de números obtenidos de manera digital, por ejemplo, y que ayudan a tener en mano y de manera inmediata los resultados que determinarán los alcances de la inversión y el enfoque que tendrá que darse a los esfuerzos por parte del equipo de mercadotecnia.