Seguramente a todos nos ha pasado el ver en un puesto determinado a alguien que desde nuestra perspectiva es incompetente y poco apto para el trabajo al que está asignado. Otro ejemplo es ver como le dan a otro el puesto, aumento o reconocimiento que según nosotros nos corresponde.
Una situación así genera en cualquier persona una frustración, desgraciadamente algunos no logran reponerse de esto y siguen cayendo en espiral hacía abajo.
Cuando en su momento fui empleado me toco ver varias situaciones así, en algunos casos donde premiaban a otros por méritos que no eran de ellos, y debo reconocer que también me llegué a colgar medallas que no me correspondían.
Hoy que estoy del otro lado, he podido ver que esta situación se sigue dando y en ocasiones yo cometo el error de premiar o dejar de premiar a alguien, así que me di a la tarea de encontrar la razón de esto.
Cómo determina un jefe a quien premiar
Aunque cada trabajo es diferente, existen similitudes en casi todos, por ejemplo: hay un jefe que evalua el trabajo, hay compañeros con los que se compite y hay tareas que realizar.
Durante los últimos 14 meses he estado evaluando la manera como evalúan otras personas y yo mismo el trabajo de otros y encontré cuatro consideraciones que pueden servir para entender este fenómeno.
Humildad si, pero…
Si bien el trabajo bien hecho habla por si mismo, es importante que el jefe vea que ese trabajo se hizo y quien fue el responsable. Lo complicado en este caso es hasta donde muestro mi trabajo y hasta que punto saturo al jefe con mis logros. Algo que puede servir muy bien para esto es crear y entregar reportes periódicamente, incluso antes de que me los soliciten. Esto también puede mostrar mi eficiencia y habilidad para el puesto.
Hay que estar presente
Es muy común ver que alguien gana un puesto sin ser precisamente el mejor en el trabajo, esto en muchos casos es porque la persona elegida está presente en la mente del jefe, ya sea porque trabaja directamente con el o porque logra de alguna manera interactuar con el dentro o incluso fuera del trabajo.
Por lógica, un jefe prefiere trabajar con alguien cercano, que ya conoce y con quién se siente cómodo. Esto plantea un escenario donde no sólo el trabajo bien hecho puede darnos una mejor posición; es la cercanía con el jefe un argumento adicional para lograrlo.
El proponer ideas para nuevos proyectos o soluciones a problemas actuales, puede ser una forma de acercamiento.
Certidumbre
No siempre las personas confiables son las que hacen el mejor trabajo, en realidad lo que permite que confíes en ellas, es el hecho de que puedas tener la certeza de que lo que se le encomiende lo realizará de manera satisfactoria. Un jefe, necesita tener certidumbre sobre su equipo de trabajo y en este punto un gran diferenciador para elegir o no a una persona para un puesto es que tan confiable es para realizarlo, independientemente si es el mejor o no, el ser confiable puede hacer la diferencia.
Resuelve
Adicionalmente a todo lo anterior, un Jefe busca personas que puedan resolver problemas y no tengan que ir a pedir respuestas en cada situación. Esto plantea un reto, ya que el tomar desiciones puede convertirse en un problema si no estoy capacitado para hacerlo. Una solución a esto es no quedarse callado ante un conflicto y buscar soluciones que le ayuden al jefe a tomar desiciones, siempre y cuando lo que tenga yo que decir realmente aporte, si no, es mejor no decir nada.
Cuando un empleado es capaz de encontrar soluciones por si mismo en lugar de ir a pedirlas en otro lado, automáticamente incrementa sus posibilidades para ser considerado para algo más, ya que es alguien que puede ocupar posiciones más estratégicas.
El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor