El gobierno de Estados Unidos está librando una batalla legal en las cortes para cobrar un “impuesto al entretenimiento” del 9 por ciento que cubriría Netflix, Spotify, Hulu o Amazon Prime, para compensar las caídas por ingresos fiscales por el derrumbe de formatos como los Cds y DVDs.
De acuerdo con la agencia Bloomberg, la idea nació en Illinois, que como muchos otros estados de la Unión Americana está buscando hasta debajo del colchón por conceptos a gravar para cubrir los montos de sus pensiones. Pero Estados Unidos no es el único país que ha tenido la ocurrencia.
A principios de este año, Australia propuso un impuesto del 10 por ciento sobre las descargas digitales que entrará en efecto en 2017. La ciudad de Buenos Aires aprobó un impuesto a los proveedores extranjeros de entretenimiento en línea, afectivo a partir del próximo 1 de noviembre.
El impuesto a la música, las películas y los programas de televisión ha sido duramente criticado. En julio, bajo presión de políticos del Estado de Alabama, el Departamento de Ingresos del país vecino retiró una norma que ordenaba a los proveedores de servicios digitales pagar un impuesto sobre la renta del 4 por ciento.
“Si hay algo gravable, algún departamento del gobierno encontrará la manera de gravarlo”, dijo Michael Karu, contador para la firma Levine, Jacobs & Co. a Bloomberg. “Depende de si la gente está dispuesta a tolerarlo y cuánto se quejen”.