Por Alvaro Rattinger
twitter @varu28
Estoy seguro de que más de algún lector está en desacuerdo con el título de la columna de esta semana. Es cierto, no todos tenemos que estar enamorados de nuestro trabajo. Sin embargo, si aspiramos a ser mercadólogos exitosos es ideal estar emocionalmente comprometidos con nuestra marca. Así de fácil, no hay opción.
Más notas relacionadas:
Cómo crear un departamento de redes sociales
La nueva cara de una agencia de mercadotecnia
Por lo menos un mercadólogo para cada marca
Los que trabajamos en marketing entendemos que el éxito de nuestras estrategias está íntimamente ligado a nuestra inversión emocional con el proyecto, sólo así es posible cuidar detalles y no dormir para ver nuestra visión consumada. En marketing muchas veces trabajas meses para ver el resultado de tu trabajo reflejado en días u horas. También puede suceder que toda esa inversión se convierte en un pequeño petardo que hace ruido y se olvida a los pocos segundos, C´est la vie. Es obvio que amar a la marca que representamos hace que el trabajo sea mucho más fácil. Entregar el corazón resulta un asunto práctico.
Otro factor importante es que a los seres humanos nos gusta seguir personas con visión, es por esto que Steve Jobs resultaba tan atractivo. Contar con claridad de camino es uno de los atributos más importantes del mercadólogo, tenemos que entender mejor que nadie lo que queremos lograr con la marca, dónde queremos que se ubique en el largo plazo y sobre todo, qué queremos cambiar en nuestra sociedad a partir de nuestros esfuerzos.
Una mejor opción
Me considero afortunado, trabajo en una marca que me permite realizar mi visión “por lo menos un mercadólogo para cada marca”; sin embargo, debo reconocer que no todos tenemos esa ventaja, también es cierto que en un momento en mi vida manejaba marcas que no despertaban ninguna pasión. En ese contacto es importante notar que el trabajo de mercadotecnia se puede hacer muy tedioso y que la única salida (que no contemple el desempleo) es encontrar atributos que inspiren dentro de la marca que representamos. Es un escenario en el que tenemos que adecuar la realidad a nuestros sueños y no al revés. EL primer paso es elegir dónde mandamos nuestro CV en el proceso de búsqueda de trabajo.
La marca debe convivir de manera integral con la sociedad, buscar la mejora en calidad de vida de sus consumidores a través de la compra del producto. Este último punto puede sonar utópico, pero no lo es. Las marcas existen para satisfacer una necesidad en la sociedad no para venderse. Una marca idealmente debe ser consumida, no vendida, el primer camino supone que se extinguió para entregar valor, la segunda sólo transfiere propiedad. Idealmente compramos un auto para transportarnos de manera segura y eficiente de un punto a otro, no para poseerlo.
En marketing estamos obligados a estar enamorados con nuestra marca, ser congruentes con lo que le pedimos al consumidor. Si queremos que nos consuman tenemos que ser los primeros consumidores. Si en tu trabajo no te sucede esto probablemente debes buscar otro empleo, no hay peor mercadólogo que el que se contradiga vendiendo algo en lo que no cree. Esto no significa que tu marca no pueda fallar o que no tenga defectos, a toda persona amada se le acepta con sus virtudes y defectos; sin embargo, aquí tenemos la oportunidad de corregirlos y poco a poco esforzarnos para crear una marca que transfiera valor.
