Así están las cosas: los números del gigante alemán Deutsche Bank siguen generando desconfianza en los mercados y el gobierno de Angela Merkel no puede darse el lujo de una quiebra que sería letal.
Es por esto que, a mediados de 2019, si todo lo demás falla, el plan es una fusión con Commerzbank, propiciada por el propio Estado, dueño de parte de las acciones de esta última entidad financiera.
Los ejecutivos del Deutsche Bank dejaron trascender estas novedades horas antes del viernes 1 de febrero, cuando se dará el anuncio de los resultados de un difícil cuarto trimestre.
Según Bloomberg, el acuerdo puede convertirse en la única opción del banco si no hay una mejora clara en los primeros tres meses de 2019.
El nuevo CEO del Deustche, Christian Sewing, desde que asumió, viene pidiendo paciencia hasta que funcione su plan actual, que se centra en recortes de gastos y la estabilización de la participación en el mercado.
Sin embargo, la intensificación de las conversaciones entre el banco y el gobierno de Merkel y años de reestructuraciones fallidas no son una buena señal para los inversores, que temen una caída.
Si nada mejora (el plazo sería en marzo de este año), finalmente el gigante alemán se verá obligado a fusionarse con Commerzbank en un intento por sumar escala y recortar gastos en un mercado interno cada vez más competitivo.
En caída
Las acciones del Deustche perdieron más de la mitad de su valor el año pasado y la única luz de esperanza es una leve recuperación este enero.
Según le dijo a Bloomberg Andreas Plaesier, analista de M.M. Warburg, “si esto es cierto [la inminente fusión con Commerzbank], la situación económica en Deutsche Bank debe ser peor de lo que se ve desde afuera”.
Para peor, la desaceleración económica mundial que se espera este año suma complicaciones para avizorar una mejora de los números del banco. De hecho, el freno que el FMI y todos los analistas internacionales auguran podría exacerbar la situación.
Basta decir que hace 24 horas Berlín redujo su pronóstico de crecimiento económico para este año a solo un 1%, el ritmo más débil en seis años.
El Estado alemán posee una gran participación en Commerzbank después de un rescate, y no tiene ninguna acción en el Deutsche Bank.
Los analistas encuestados por el propio banco anticipan la octava caída consecutiva en los ingresos del grupo para el cuarto trimestre, números que se conocerán este viernes.
Años de problemas
Los problemas del Deutsche no son nuevos. Ya en 2016, tuvo que dar a conocer un comunicado público en el que habló de “tranquilidad”, señalando que tenía “capacidad de pago” y “reservas de 1.900 millones de euros” para compensar eventuales pérdidas futuras.
Según Statista, Deutsche Bank es el quinto banco más grande de Europa, sólo por debajo de HSBC, BNP Paribas, Credit Agricole y Barclays.
¿Por qué es grave que quiebre? Porque el Deutsche Bank tiene más de 100 mil empleados en el mundo y 600 mil inversores y accionistas.
Además, grandes compañías financieras forman parte de su estructura. Como BlackRock, la mayor empresa de gestión de activos de Estados Unidos es el inversionista principal.