Durante la pandemia, el home office se normalizó como el modelo de trabajo. Ahora que la llamada nueva normalidad parece ser tangible las marcas se enfrentan a un gran problema: Muchos empleados no están dispuestos a regresar.
Ya sea por temor o por no perder los beneficios que encontraron al laboral desde casa, el asunto comienza a generar tensiones entre colaboradores y empleadores.
Las cifras
Aunque no en su totalidad, lo cierto es que los empleados descubrieron que en ciertos casos el home office puede entregar muchas ventajas al equilibrio entre la vida profesional y personal.
De acuerdo con un análisis sobre el impacto del modelo híbrido de trabajo en el sector de oficinas, se estima que cerca del 76 por ciento de los trabajadores quiere regresar a trabajar bajo un modelo híbrido, es decir, dos días a la semana desde casa y el resto en oficina, mientras que sólo 20 por ciento ha dicho que quiere regresa a tiempo completo a sus lugares de trabajo.
Aunque para las empresas el modelo home office también supuso grandes beneficios (entre ellos el ahorro de muchos recursos, la reducción de tiempos de traslado e incluso incrementos de productividad en algunas áreas) la realidad es que este sistema pone en riesgo la necesaria construcción de la cultura al interior de la empresa así como la sinergia del llamado trabajo en equipo, lo que a la larga supone grandes debilidades.
Una estrategia única
Con esto en mente, muchas empresas han comenzado a buscar formas para conseguir que sus empleados así como aquellos que buscan un empleo vean con buenos ojos el regreso a las oficinas.
En esta línea llama la atención lo hecho por una empresa japonesa, cuya estrategia parece ser drástica pero quizás efectiva.
Hablamos del fabricante de equipos semiconductores, Disco Corporation, empresa que ha encontrado la manera de que los empleados vean un incentivo para quedar presentarse en sus puestos de trabajo: Aquellos que eligen quedarse en casa “pagan” a los compañeros que sí asisten a la oficina.
Este modelo de pago, se realiza mediante una moneda virtual interna llamada Will, la cual se materializa en yenes al final de cada trimestre.
“La moneda de la empresa ofrece incentivos de comportamiento y la elección depende de ti. Ese es el poder de Will “, aseguró el CEO de la compañía, Kazuma Sekiya, en una entrevista publicada por Bloomberg.
Lo cierto es que esta moneda no solo sirve para pagar la decisión de quedarse a hacer home office.
Los escritorios de oficina, ordenadores y hasta el espacio para poner un paraguas también tienen un precio. Los equipos se facturan unos a otros, mientras que cada individuo opera como una startup, con subastas diarias para tareas de oficina y batallas para generar las mejores ideas.
La idea ha sido especialmente efectiva si consideramos que al comienzo de la pandemia, cerca del 40 por ciento de los empleados de la firma decidieron acudir a la oficina para ganar “bonificaciones considerables”.
Ahora, en esta etapa de nueva normalidad, cerca del 90 por ciento de su personal ha regresado a sus lugares físicos de trabajo, y aunque la bonificaciones se han reducido, siguen siendo un atractivo.
“Tuvimos que demostrarles a los empleados que ir a trabajar no da miedo”, destacó Sekiya.
Este tipo de acciones serán cada vez más recurrentes en los meses que están por venir ante empresas que si bien deben adaptarse a un nuevo entorno no pueden perder las bases de lo que supone el necesario trabajo en equipo.