Para entender el recommerce, vale la pena voltear a un gigante del retail. En Mayo del 2020 Walmart anunció un acuerdo con Thredup con el fin de potenciar una experiencia de compra sostenible y de segunda mano. Esta empresa busca vender a través de un modelo de e-commerce el inventario de ropa “casi nueva” o “ligeramente usada”. Las cifras de la empresa son muy interesantes, con ingresos anuales de 252 millones de dólares y un crecimiento del 35% ha logrado captar la atención de inversionistas. La empresa acumuló un margen bruto anual del 70 por ciento según los reportes entregados a la bolsa de valores de la Unión Americana. Lo que hace atractiva la sociedad entre Walmart y Thredup son los casi 2 millones de usuarios activos por trimestre. Además la empresa sumó acuerdos de recommerce con Adidas, Crocs y Michael Stars.

El recommerce busca vender parte del inventario “poco usado” o “casi nuevo” resultante de la economía de consumo de la Unión Americana. En México la importación de ropa usada está prohibida; sin embargo, en 2019 el SAT (en un sólo embargo) acumuló 49 toneladas de ropa usada. Es posible asumir que el mercado informal sea uno de los más importantes de la región. Pero, en términos de ventas de ropa según cifras de Trendex North America en México se vendieron el año pasado 27 mil millones de dólares. Es decir, la necesidad de ropa usada podrían ser resueltas con la misma demanda interna.

La preferencia de los usuarios por comprar ropa de segunda mano va en ascenso en los Estados Unidos. Los resultados de la Encuesta global de consumidores de Statista de 2022 mostraron que la ropa fue el artículo principal que los consumidores de segunda mano compraron en los 12 meses hasta marzo de 2022. El treinta por ciento de los estadounidenses compraron ropa de segunda mano en línea o en tiendas físicas.

Desde la perspectiva del consumidor, la preferencia de ropa usada está ligada a la disponibilidad e inventario. Según un estudio de BCG, 85 por ciento listó el inventario como la principal razón para comprar ropa usada. Las oportunidades en el mercado son variadas. El mercado comienza a diversificarse, no sólo se trata de canales tradicionales, ahora la venta a través de marketplaces es más común. 

Las generaciones más jóvenes son los principales consumidores

Según los estudios más recientes de tendencias “El poder adquisitivo de la Generación Z y los millennials, así como sus hábitos de experimentar estilos y moda, está impulsando la popularidad de la moda de segunda mano.” Pero también se trata de un tema de utilización de recursos “la sustentabilidad se ha convertido en una gran prioridad para los consumidores más jóvenes al comprar productos de moda.” 

Los productos de segunda mano de marcas de lujo también van en incremento. Net a Porter el sitio de productos de lujo recientemente lanzó un servicio para ropa usada. Con una asociación con Reflaunt el sitio de productos de lujo promueve un servicio para vender artículos de prêt-à-porter, zapatos, bolsos y joyas a cambio de crédito de la tienda NET-A-PORTER o en efectivo a través de transferencia bancaria.

Las marcas también han participado en el fenómeno, no sólo se trata de vender ropa de segunda mano. La tendencia es a ser socios del proceso de reciclaje. Por ejemplo Maxwell se ha aliado con Blue Jeans Go Green (https://bluejeansgogreen.org/) y a cambio de un par de jeans usados se recibe un descuento para un nuevo par.

Otros segmentos como los muebles y autos han ganado terreno importante después de la pandemia. En los Estados Unidos en 2020 el gasto de los consumidores en muebles y artículos para el hogar de segunda mano aumentó en más de dos mil millones de dólares. 

Para las firmas que buscan ofrecer más opciones al consumidor, el camino del recommerce es una opción interesante para crecer con una cara de sostenibilidad y una idiosincrasia compatible con la frugalidad de la Generación Z.