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Desde hace un mes que Corea del Sur decidió reabrir su economía, tras controlar la pandemia de COVID-19
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Vale la pena recordar que los expertos estiman que el periodo de incubación de este virus es de entre dos y 14 días
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En México, debido a la prevalencia de enfermedades como la diabetes y la hipertensión, se tiene una tasa de muerte muy alta
ACTUALIZACIÓN: Se corrigen errores de redacción en el título
Poco a poco en todo México se están llevando a cabo procesos de reapertura de actividades. Se trata de un proyecto sumamente tenso, considerando que la pandemia de COVID-19 no está ni cerca de poder darse declarada por terminada. Mientras algunos funcionarios y marcas aseguran que todo estará bien, otros advierten a la población que podría verse un gran salto en el número de infecciones y muertos. Pero aún faltan semanas para ver resultados claros.
Aún así, hay otros países que ya han pasado por el proceso en el que México apenas acaba de dar sus primeros pasos, y algo se puede aprender de su evolución. Uno de los ejemplos más notables es el de Corea del Sur. De acuerdo con AP, la nación asiática se encuentra en un punto crítico en su batalla contra la COVID-19. Y es que, aún tras ser de los pocos gobiernos a los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) felicitó por su desempeño, tuvo un rebrote.
Este miércoles, Corea del Sur registró 40 nuevos casos de COVID-19. Si bien el número es, en comparación con México, pequeño, se trata del mayor salto en infecciones en más de 50 días. La mayor parte de estas infecciones se dieron en Seúl, la zona urbana más poblada del país. En la región capitalina, no solo ya se han reanudado actividades como restaurantes, karaokes y comercios. Además, millones de niños ya tenían los permisos para regresar a sus escuelas.
¿Y qué le depara a México en la lucha contra la COVID-19?
No es la primera vez que se habla del riesgo de nuevos picos, olas y rebrotes. Hace solo unas horas que la OMS advirtió al mundo que, si se abren demasiado rápido las economías, existe la posibilidad de un segundo pico de COVID-19 en esta misma primera ola. Marcas como Ford vieron en carne propia que ni todas las precauciones del mundo pueden parar los contagios. El peligro es mucho más alto en regiones como Latam, donde aún no llegan a su primer pico.
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Resulta interesante el caso de Corea del Sur como una comparación del caso mexicano. En el país asiático, la estrategia del gobierno fue establecer estrictas medidas de aislamiento, junto con pruebas masivas de COVID-19. Esto permitió al gobierno identificar precisamente casos de riesgo y dejar al resto de la población circular. Y a la vez, proteger tanto la salud del público como su integridad económica. En la República, las medidas han sido ligeramente distintas.
Independientemente de la efectividad del modelo mexicano, lo que se debe recordar el hecho que Corea del Sur tenía un sistema prácticamente a prueba de la COVID-19. Pero en cuanto se decidió a reabrir su economía, la pandemia regresó y con enorme fuerza. Esta lección es aterradora para el futuro tanto de la República como del resto del mundo. Hay que prepararse para que, no importa las medidas, haya tanto más infectados como muertos en el corto plazo.
La solución a la pandemia
Varios países han tratado de encontrar la forma de balancear los riesgos de abrir sus negocios con el inevitable regreso de la COVID-19. Algunas marcas, como Disney, han puesto toda la responsabilidad sanitaria en manos de sus consumidores. Naciones al estilo del Vaticano han seguido el ejemplo de Apple y otras empresas retail para reanudar sus operaciones. Y existen agentes, entre ellos el Gobierno capitalino, que pagarán a comerciantes para seguir en pausa.
Sin embargo, la pregunta del millón es ¿cómo y cuándo terminará por completo la pandemia de COVID-19? El Atlantic plantea la posibilidad de dejar a la enfermedad arrasar con el mundo, dejando millones de muertos pero también suficiente gente inmune para evitar rebrotes. Por su lado, FirstPost señala que otras crisis de salud similares acabaron solo hasta que se tuvo una vacuna. Y el Foro Económico Mundial (WEF) cree que es posible que jamás vaya a terminar.