Internacional.- El gran reto al que se enfrentan las marcas es llamar la atención del público y, para ello, ponen a trabajar toda su imaginación en busca de una campaña de publicidad que consiga despertar su interés. Una de las estrategias más transgresoras es el denominado shock advertising, que busca, tal y como su nombre indica, impactar de tal manera que pueda equipararse a un shock.
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Para entender un poco más este concepto, Young Marketing, un laboratorio de co-creación estratégica, explica que “uno de los recursos más utilizados para llamar la atención y salirse de las convenciones es el shock. En esencia lo que se busca es impactar al consumidor, crear controversia mediante el uso de imágenes polémicas y de esta manera hacer que las campañas se viralicen”. Bajo su punto de vista, “el impacto se produce porque se muestra lo que normalmente no se muestra, o no se debería mostrar”.
La agencia de medios Zenith, en su blog, argumenta que “para ir más allá de la simpleza de robar miradas y generar polémica, nace la publicidad de alto impacto, con el objetivo único de llamar más la atención”. Sin embargo, advierte que “muchas veces, estas estrategias alcanzan niveles que van más allá de lo que es ‘socialmente aceptado’, con lo que logran causar indignación entre las personas y autoridades”.
Una tercera y última definición nos llega de la mano de la compañía Promotrader, que habla los “tres ingredientes para sembrar la polémica en publicidad: violencia, sexo y tabúes”. La empresa especializada en obsequios publicitarios y promocionales expresa que “se ha convertido en una práctica cada vez más usada os publicistas, que han reconocido en ella una manera eficaz de ganar la competición por la atención hacia sus productos”. Como ejemplo, cita a Benetton, “considerada por muchos expertos la empresa pionera de la publicidad provocativa”.