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La tecnología nos hace la vida más fácil, más práctica e incluso más divertida. Nosotros mismos nos vamos inventando cuanta aplicación y cuanto gadget para mejorar nuestro estar; eso creemos.
Sin embargo en algunos de los casos, como siempre especulo, creo que los avances de esta era digital nos complican más las cosas y hasta somos víctimas de nuestros propios inventos, que pueden llegar a reemplazarnos.
Me refiero ahora a los robots para tener sexo. La noticia es que ella se llama Roxxxy y está hecha de silicona y metal. Es capaz de responder una conversación básica con una persona y tiene sensores para percibir cuando la tocan. Los expertos de la neurociencia han dicho que es lo más avanzado en robots sexuales que se haya creado, lo más cercano a una persona…
Que hay versiones más sencillas, que hay amantes sin brazos ni piernas, algunas que sólo pueden platicar de la relación sexual, ningún otro tema. Es decir, vamos a tener amantes (hombres y mujeres) de silicona para todos los gustos. Hoy su precio oscila entre 1,500 a 7,000 dólares. De acuerdo con Stowe Boyd, un futurólogo estudioso de las nuevas tecnologías de la información, que los amantes robóticos en unos 10 años van a ser más comunes de lo que nos imaginamos.
La industria de la prostitución en Amsterdam, por ejemplo, tiene muy consideradas en su nómina a las chicas de silicon. Sin embargo, la polémica está sobre la mesa, además de que van a ser muy útiles para que no seamos infieles con gente de verdad. Se argumenta que se trata de sexo más seguro, adiós a las enfermedades de transmisión sexual, ya que, al final son de plástico aunado a que ayudaran a que se acabe la prostitución infantil…
La mercadotecnia les otorga todas las ventajas. Se me ocurren otras varias: se acabarán las peleas, los desacuerdos, las mentiras, las culpas, las angustias del amor y sus padecimientos. Bueno, también quedarían atrás las sonrisas, el humor del otro, la espontaneidad, las carcajadas y las locuras.
Y lo que se viene… Investigadores de la Universidad de Wellington en Nueva Zelanda publicaron un informe al respecto en el que se concluye: “para el 2050 los robots sexuales se convertirán en los principales protagonistas del sexo” ¡Sin palabras!
Es que hoy, por ejemplo, la recepcionista de las tienda Mitsukoshi en Tokio se llama Aiki Chihara. Ella es muy amable, saluda y da información a los clientes. Trabaja igual que las demás recepcionistas, con la diferencia de que ella es un androide hiper-realista, sí, un robot. Por otro lado, también se han probado “robots futbolistas” en el evento de avances tecnológicos Robocup Irán, además de que calculan que para el 2015 ya podrán enfrentar equipos humanos de fútbol.
Pero volviendo a hablar de Roxxxy, la chica que les contaba al inicio, misma que mide 1.73 metros y pesa 54 kilos y que, informan, cuenta con órganos sexuales artificiales y un esqueleto articulado que se puede mover como el de una persona de carne y hueso. Incluso encontré este comentario, de sus creadores: “es una verdadera compañera. Tiene personalidad. Escucha y entiende. Habla y siente cuando uno la toca.”
Lo único es que no camina por sí misma. ¿Lo único? ¿vamos a poder reemplazar la piel? Imposible.