La presidencia de Argentina quedará en manos de un economista toda vez que los dos principales contendientes son políticos formados bajo el ábaco y las prospectivas financieras. Lo paradójico de esto, es que el país de las pampas, atraviesa por una de sus peores crisis económicas de su historia y su actual presidente Alberto Fernández, no encuentra la salida… ¿Por qué elegir a alguien que no ha podido aliviar la problemática?
¿Cuál debe ser la narrativa para que el ciudadano argentino le confíe su destino a un economista en tiempos de inestabilidad que ya se clasifica como hiperinflación?
Lo cierto es que Massa no es tan solo un economista, es más bien un político que planea su campaña bajo un índice partidario, sin abordar las soluciones de fondo para llevar a Argentina a mejores niveles de desarrollo. Su perfil lo vemos claramente al contabilizar los giros políticos que ha dado; ya suma varios bandos: desde el Kirchnerismo, hasta la fundación de su propio partido, El Frente Renovador, el apoyo a Macri y después a Alberto Fernández en una extraña coalición panperonista.
¿Es Massa un pragmático de la política más que un hombre de ideales propios y enfocado en buscar soluciones económicas para aliviar los problemas de sus conciudadanos?
La respuesta la tenemos al revisar los catorce meses que fue ministro de economía en donde el índice inflacionario se agudizó alcanzando dos dígitos por mes a partir de agosto provocando que el Banco Central se quedara sin reservas. ¿Usted en su sano juicio votaría por alguien con tal récord?
De tal suerte y hablando de estrategia para diseñar la comunicación política de Javier Milei, el adversario directo de Massa, quien obtuvo un 30% de los votos en la pasada elección, puede enfocarse en los “cómos” para aliviar la crisis sin importarle las alianzas políticas que pudiera realizar Massa de cara a la segunda vuelta proyectada para el 19 de noviembre.
Las estrategias de Milei se enfocan en dolarizar la economía, acabar con el Banco Central y privatizar las empresas públicas del estado las cuales no dejan de ser disruptivos y que encajan con la personalidad del llamado Trump argentino o el Bolsonaro brasileño.
Javier Milei defiende un estado mínimo, con una estructura muy delgada y Massa es el promotor de un estado fuerte.
Argentina de una u otra manera sigue recordando a Juan Domingo Perón quien fundara un movimiento con ideas de transgresión y reivindicación social que lleva al peronismo a un galimatías político-social que puede ser de derecha, fascista o de izquierda.
De este movimiento se siguen colgando actuales figuras políticas como Sergio Massa que se dice peronista y que se enfrenta según sus declaraciones a la ultraderecha en este proceso electoral.
Para salir adelante ambos candidatos deben adoptar una nueva actitud mental, pero lo más urgente es comunicar a sus públicos una sólida imagen de estadista capaz de solucionar las más duras problemáticas del gran país sudamericano.
La decisión es ahora de los argentinos: MASSA O MILEI.
La cita es el 19 de noviembre.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.