-
90 por ciento de los consumidores en América Latina preferirían la seguridad biométrica
-
Seis de cada 10 mexicanos dijo que cambiarían de banco si, cuando estos métodos sean populares, su institución no los ofrece
-
Más de la mitad de la gente en el país ha usado reconocimiento facial, dactilar o de voz
Entre las prioridades más grandes de compañías y usuarios por igual están datos personales, en particular privacidad y seguridad. Organizaciones y agentes independientes buscan con desesperación establecer reglas en internet que protejan a los usuarios. Más de una marca presentó nuevos sistemas para aumentar la transparencia de sus procesos de recolección de insights. Pero estos retos no son nada frente a las barreras que tiene la industria financiera.
A lo largo de los años, los retos de ciber-seguridad afectan con mayor énfasis a marcas en el entorno financiero. Según el ITRC, solo en 2016 las empresas bancarias vieron un incremento en los ataques tipo DDoS de 56 por ciento. Solutions Review apunta que una de cada cuatro marcas en este mercado han sufrido un incidente destructivo. Por su lado, Tech Republic apunta que el ransomware, el “secuestro” de datos, es cada vez más común en este sector.
No solo la seguridad de datos en finanzas es importante dada la mayor frecuencia de eventos negativos en la industria. Se trata de un tema crucial debido a las consecuencias negativas que pueden tener las personas cuando sus perfiles bancarios son robados. Mientras que una brecha en Facebook o Twitter podría significar la circulación de perfiles publicitarios, los datos en estas instituciones permiten el fraude y el robo de identidad. Por eso es algo de tanto peso.
Biométrica: ¿esperanza de seguridad financiera?
Una parte importante para la protección de los usuarios es la identificación de los mismos. A través de PINs, contraseñas y otros métodos de autenticación, las personas pueden evitar que agentes maliciosos entren directamente a sus cuentas. Pero, estas medidas más tradicionales de seguridad no son suficientes para los usuarios. Al menos no en México. De acuerdo con un estudio hecho por Visa, las personas en el país están preparados para barreras más refinadas.
Notas relacionadas
- ¿Qué hay detrás de Visa?
- Visa y una compra clave en su pelea con Mastercard por las transferencias mundiales
- Visa y Mastercard devolverán seis mil 200 mdd por cobros de comisiones indebidos
En específico, los consumidores de servicios financieros en México parecen querer que se empiecen a usar medidas de seguridad biométrica. En un comunicado, Visa dice que no solo tres cuartas partes de la población están familiarizadas con estas medidas. El 80 por ciento de la gente cree que es un método de autenticación más rápido y fácil. Asimismo, casi la todos creen que elementos como huella dactilar son los sistemas que mayor protección ofrecen.
Los riesgos de la autenticación biométrica
No es la primera vez que una marca propone el uso de estos sistemas de identificación para reforzar la seguridad y acceso a sus servicios. En abril, Sport World empezó a usar en México sistemas de reconocimiento facial para que pudieran entrar sus clientes con mayor facilidad a los centros. Por su parte, Apple devolverá la seguridad por Touch ID a sus iPhone en 2021, ante la popularidad del método. Incluso LinkedIn planea agregar esta opción a su red social.
Dejando de lado que el público parece apoyar la seguridad biométrica, ¿en verdad se trata de un sistema de protección conveniente para las empresas de finanzas? De inicio, parecería que sí. Nadie más tiene la misma huella digital. Esto significa que, en teoría, es prácticamente imposible que un agente malicioso se robe los accesos de alguien más. También significa que solo la persona puede entrar a sus perfiles y cuentas, lo que se traduce en mayor protección.
Pero este método es solo una línea de defensa omnidireccional. La seguridad biométrica es una barrera para que agentes maliciosos no adivinen o roben las contraseñas de los usuarios. Sin embargo, no impiden que estos mismos hackers puedan entrar a las bases de datos de bancos e instituciones financieras, robándose su información y detalles de autenticación. El problema es que, si esto sucede, las personas no pueden cambiar su huella dactilar.