Por alguna razón en USA los programas tipo “Sitcom”, como “Hechizada” y posteriormente “Bosom Buddies” “Melrose Place” y Who´s the Boss?”, han basado sus caracteres en personajes insertados o asociados con agencias de publicidad. Por algún motivo esto parecía ser muy atractivo para los escritores y productores.
Si recuerdas, en las películas “Kramer vs Kramer”, “What Women Want”, “Big” y Mr. Mom”, las situaciones escénicas se basaban en la vida cotidiana de ejecutivos, creativos, diseñadores, asistentes, recepcionistas y clientes de famosas y súper influyentes agencias de medios muchas de ellas en NY.
Como un recordatorio de esos días, el más reciente mega-hit serial de AMC: “Mad Men”, nos transportó nostálgicamente al vórtice del acelerado y displicente mundo de los 60´s y 70´s, dentro de una multimillonaria agencia de publicidad y toda su fauna encabezada por Don Draper (personaje principal) poblada de vicios, excesos, trampas, angustias, moda y estilo de vida. Por lo menos para mí, ajeno al medio de las agencias de publicidad, esta imagen se construía y/o destruía a partir de los modelos televisivos aprendidos.
En sus albores, los Medios Masivos fueron reyes absolutistas del tiempo aire y los empresarios (ya fueran productores, brokers y/o comercializadores) sus compinches dictatoriales quedando algunas agencias como vasallos dispuestos a todo para satisfacer a un cliente caprichoso y voraz. El objetivo era dar placer a un cliente con una cartera hinchada de billetes. El reconocimiento a la creatividad de los auténticos “creativos”, colgaba peligrosamente de muchos hilos siendo uno de ellos “la buena disponibilidad” DEL CLIENTE y sus ejecutivos que, sentados en lujosa sala de juntas presenciaban inmutables, como en “Shark Tank” o “Dragons Den”, las propuestas de los desvelados expositores seguidas de largos silencios para después, como gladiadores en circo romano, recibir un “thumbs Up” o “thumbs Down” y ser despedidos de la arena entre vítores o abucheos.
Todo este imperio de naipes empezó a inclinarse a raíz de la llegada de la Internet y el BTL Marketing. Habría sin embargo, de pasar aún mucho tiempo para que este concepto cibernético fuera reconocido e investido en su real dimensión; como un conducto “per se” de promoción y publicidad antagonista de los medios masivos. Su fuerza se haría sentir con la llegada al arenero de nuevos jugadores locales menos conocidos; con productos y servicios que requerían de campañas menos amplias, más localizadas y, sobre todo, menos costosas. Con la Internet 2.0, se cerró el pacto de exterminio que podría llevar a los medios, a las agencias y al “status quo” a replantarse la manera de hacer las cosas o desaparecer.