En medio de los mares de información, vía digital, que nos ahogan, bien vale la pena destacar todos los mensajes para hacer conciencia de cuidar el planeta. Tanta basura hay en las redes como en los océanos. Lo vemos en fotos viralizadas de tortugas atoradas con objetos de plástico o de un caballito de mar nadando aferrado nada más y nada menos que a un cotonete… Nooo, ¡tristeza es poco!
Es, sin lugar a dudas, información que impacta, ciertamente, y que tenemos que agradecer porque nos transporta a puntos del globo para que entendamos que la realidad trasciende enormemente nuestros problemas y nuestra estúpida pantallita, ya extensión de los dedos. Arriba la digitalidad que abre los ojos y que nos une por batallas comunes.
Así que todas las iniciativas en este sentido, por acotadas que sean, son ganancia. Una cadena holandesa de supermercados hace su aporte, de la mano de la ONG A Plastic Planet. Consiste en que uno de sus pasillos está libre de plástico, es decir, ningún empaque de este corredor con carnes, salsas, yogures, frutas, granos, jugos, cereales, etc. es de plástico. Más de 700 productos. Una forma innovadora de darle chance a biomateriales y, además, de demostrar que sí es posible y que no es el único material para empaquetar las cosas.
Alternativas para crear cada vez más conciencia de respeto al planeta, como la de Starbucks en Reino Unido que ya empezó a cobrar un precio adicional por los vasos desechables. Sí, hacer ese tipo de envases un lujo es una eficaz manera de hacernos entender lo que parece que aún no hemos podido. Es ahí cuando la mercadotecnia ecológico cumple su función de maravilla. ¿Queremos intoxicar la naturaleza? Pues que al menos nos cueste.
Adoro las iniciativas que buscan cambiar el chip, experimentar y romper el molde para darnos cuenta de que no vamos por buen camino en muchos sentidos. Si no cambiamos las apuestas, al final todos vamos a perder.