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La inteligencia emocional se compone de varios elementos, entre ellos la capacidad de auto-conocerse; desde las fortalezas hasta las debilidades
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También es importante practicar la auto-regulación, así como el saber motivarse por sí mismo a alcanzar metas y objetivos
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Por otro lado, como se trata de una disciplina social, implica el uso de empatía y de varias herramientas para la vida en comunidad
Desde hace años que el término de Inteligencia Emocional forma parte del lenguaje profesional común. Hay quienes aseguran que es una parte fundamental de una buena experiencia para el servicio al cliente. También se puede ligar al desarrollo de la creatividad y la originalidad en las tareas que requieren estos procesos. Además, se identifica como un elemento crucial para que se construyan marcas personales y para que los equipos de trabajo tengan un liderazgo sano.
Por supuesto, la inteligencia emocional es un concepto mucho más complejo que solo saber desarrollarse en estas áreas. De acuerdo con PsychCentral, se trata del arte de saber entender y usar los sentimientos propios en una tarea positiva. Positive Psychology reafirma que es parte crucial de la comunicación, la empatía y la resiliencia. Y en datos del Aprende Institute, puede ser también empleada para alcanzar el éxito laboral y académico gracias a sus ventajas:
La inteligencia emocional potencia el rendimiento de equipos
Naturalmente, los humanos son seres en contacto con sus sentimientos. Y aunque se puede intentar separar el entorno personal del profesional, no siempre es posible. Con la inteligencia emocional, no solo se puede ayudar a gestionar lo que el mismo individuo percibe. También se puede ayudar a administrar lo que otros miembros del mismo equipo sienten. Cuando se hace una buena gestión de estos elementos, entonces se puede aumentar mucho la productividad.
Potencial de liderazgo
Cuando las personas tienen un mejor control de sus propios sentimientos, es mucho más fácil que puedan liderar a otros hacia el éxito. Así pues, la inteligencia emocional no solo es crucial para las personas que tengan a su cargo a otros compañeros, ya sea de forma permanente o temporal. También puede ser un indicador muy notable para los directivos sobre qué persona puede empezar a aceptar responsabilidades aún más altas dentro de la misma organización.
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Inteligencia emocional y capacidad de negociación
Si bien en teoría todas las áreas, unidades y equipos de trabajo están laborando para el mismo fin, el éxito de la empresa, es muy probable que todos tengan prioridades y agendas distintas. Lo anterior significa que es indispensable saber llegar a puntos medios. Con la inteligencia emocional, es mucho más sencillo que las partes lleguen a compromisos favorables. Y hasta se pueden inclinar las balanzas y decisiones ligeramente a favor de los objetivos propios.
Automotivación y autocontrol
Si bien no es común en todas las empresas, muchas marcas han entendido que su personal se desempeña mejor cuando se gestiona a sí mismo. Claro, esto solo es posible cuando todas las personas involucradas tienen una correcta inteligencia emocional. De lo contrario, no solo es más difícil que tengan la disciplina para tener un buen autocontrol y se organicen mejor en sus tareas. También pierden el beneficio añadido de poder participar en la automotivación.
Capacidad de adaptación con inteligencia emocional
Otra importante ventaja de esta habilidad es que es mucho más fácil que la gente acepte y hasta aproveche los cambios. Muchas veces, la reticencia a las nuevas tendencias y procesos surge de una falta de inteligencia emocional. Cuando la gente tiene total control de todos sus sentimientos, no solo es mucho más fácil identificar de dónde viene el disgusto o la molestia. También es fácil saber cómo se pueden hacer adaptaciones para una superior aceptación.
Capacidad para comunicarse y escuchar
Por último, la inteligencia emocional es crucial al momento de lidiar con otras personas. Es claro que los sentimientos pueden nublar el juicio y dificultar que dos individuos envíen, o bien reciban, los mensajes adecuados. En este sentido, saber controlarlos es un paso necesario en el intercambio de ideas. De lo contrario, no solo se pueden multiplicar los conflictos internos. Incluso puede ser un verdadero reto el transmitir indicaciones de trabajo bastante sencillas.