Por Israel Zepeda
Un nuevo acercamiento al consumidor que conecta sus emociones con el producto.
Las acciones de experiencial marketing son un escudo protector e impulsor para las marcas, el cual deriva de varios factores, sobre todo económicos y sociales. Es decir, logran que el cliente valore la experiencia que le da su producto y sea ésta quien lo incite a realizar las próximas compras.
La efectividad de esta disciplina consiste en crear vivencias que identifiquen los momentos de cada uno de los consumidores con los productos que consumen. Esta es la única manera en que se aumentarán las ventas y cuanto más agradable sea la experiencia, mayor será la disposición de compra y por lo tanto la adquisición efectiva de los bienes.
Lo que comenzó como una moda a principios del nuevo siglo ahora es una disciplina que, para muchos, ya es indispensable. La mayoría de las marcas consideran relevante integrar una estrategia de experiencial marketing en su plan de mercadotecnia año tras año. En ella, los creativos encuentran alternativas a favor de los anunciantes que necesitan nuevos modos de llegar a sus objetivos.
Este tipo de esfuerzos se encuentran enfocados en impactar a los grupos demográficos clave, entre los que destacan los jóvenes. Aunque personas de todas las edades responden positivamente a este tipo de esfuerzos publicitarios, consumidores cuyas edades oscilan entre los 18 y los 35 son el target más adecuado y más interesado, ya que apelan a sus gusos más inmediatos. Debido a esto, su uso es cada vez más común dentro de la industria de la mercadotecnia y, sobre todo, en las acciones below the line (BTL). Esto se traduce en conciertos, fiestas, actividades de street marketing, acciones en internet y CRM.