La historia de Sears es el mejor ejemplo de cómo el retail tradicional está muriendo. El holding se declaró en bancarrota en octubre de 2018, luego de cerrar decenas de tiendas y tras no poder hacer frente a los altos gastos operativos.
Fue después de años de pérdidas bajo el comando de Edward Lampert, quien fue su presidente, CEO y el mayor accionista.
La relación con Lampert continúa aún hoy y es más retorcida: él mismo ex CEO compró parte de las acciones de la empresa en bancarrota. Lo hizo a través de Transform Holdco, una filial de su fondo de cobertura (ESL Investments).
Cuando se hizo cargo, el polémico ejecutivo se comprometió a pagarle a los trabajadores despedidos hasta US$ 43 millones en concepto de indemnizaciones.
Sin embargo, ahora parece que cambió de opinión y le pidió al juez federal a cargo de la quiebra que lo liberara de esa promesa, argumentando que Sears no ha cumplido con su obligación de venderle la mayoría de sus activos, publicó KTLA.
Cobertura de despidos
Los US$ 43 millones se deben destinar a los empleados que perdieron sus empleos durante los cientos de cierres de tiendas, desde el momento de la declaración de quiebra y hasta cuando Inversiones ESL compraron la participación en la compañía.
Lampert dice que Sears le debe entregar de la propiedad de su sede en Chicago y que está retrasada en los pagos a proveedores clave.
Por contrapartida, como lo publicara Merca2.0, los acreedores de Sears demandaron a Lampert porque aducen que extrajo erróneamente US$ 2.000 millones en activos de la compañía y que eso derivó en la imposibilidad de salvar a la firma de la bancarrota.
Para ellos, Lampert fue la causa y no la solución a la caída de Sears. Dicen que él, junto con los principales accionistas de Sears, se beneficiaron indebidamente de los acuerdos que ellos mismos produjeron.
En el expediente judicial, el retail califica a las acciones de Lampert como “ilegales e impropias”. Dice también que “Sears habría tenido miles de millones de dólares más para pagar a sus acreedores” y que no habría sufrido la cantidad de “cierres, gastos y pérdidas de empleos” que resultaron de su reciente declaración de bancarrota.
La queja, presentada en Nueva York, busca recuperar la propiedad de estos activos, los que supuestamente se transfirieron fraudulentamente, publicó Chicago Tribune.
La historia de Sears y de su bancarrota, seguramente, continuará.