El Instituto de Relaciones Públicas (IPR, por sus siglas en inglés) es quizá una de las organizaciones que mayor interés y tiempo dedica a la investigación en este terreno. Desde 2014 realiza un análisis, donde recopila algunas de las mejores investigaciones para compartirlas con los profesionales de esta práctica.
Para este año, los investigadores se centraron en seis grandes temas: ciencias del comportamiento y el Covid-19; diversidad, equidad e inclusión; el futuro del trabajo; periodismo y noticias; medición y evaluación, y concluye con un resumen de los más relevante del año.
Me ocuparé del capítulo sobre “Periodismo y Noticias”. Si bien el estudio fue realizado en los Estados Unidos, me parece que es un buen reflejo de lo que está sucediendo en el mundo. El panorama de los medios sigue cambiando. La pérdida del periodismo local está creando “desiertos de noticias”, creando algunas áreas que disponen de escasas noticias locales, lo que representa una de las fuentes de información más confiables.
En este sentido, el documento presenta una estadística sobre el número de publicaciones (diarias y periódicas) y como han variado en los últimos 16 años. De 8,891 títulos en 2004, esta cifra se redujo a 6,736, es decir, una pérdida 2,155 periódicos. Este número considera, aquellos que se han transformado en semanarios, fusiones, nuevos títulos y, los que de plano cerraron.
Esto quiere decir, que nuestros vecinos del norte han perdido el 25 por ciento de sus diarios, la mayoría de ellos provenientes de pequeñas ciudades que se han visto afectadas por la situación económica. El 95 por ciento de los periódicos que desaparecieron fueron semanales o no diarios y solo el cinco por ciento fueron diarios. En total, la circulación se ha reducido en 55 millones durante ese lapso.
Mientras, una variedad de nuevos medios de comunicación, están intentando llenar el vacío de noticias locales, incluidos sitios digitales, medios especializados, públicos e independientes. Para ellos, el financiamiento se vuelve una necesidad crítica, se requieren de más recursos para asegurar su viabilidad.
La paradoja de la pandemia de coronavirus y el consiguiente daño económico, es lo que han provocado las profundas fisuras que han socavado sigilosamente la salud de periodismo en los últimos años, al tiempo que nos recuerda cuán importantes son las noticias e información local, oportuna y verídica, para nuestra salud y la de nuestra comunidad.
La crisis del coronavirus puede brindar una oportunidad para reestructurar los medios, públicos y privados, para abordar mejor las necesidades de la audiencia. Es poco probable que los grandes consorcios reemplacen el reporteo local granular que se está perdiendo en las pequeñas ciudades, donde los periódicos se han replegado. Las historias locales más relevantes, en perspectiva, tienen un gran potencial para poblar esos “desiertos” que se están creando.
Una de las conclusiones del estudio, es qué, si se pretende frustrar el continuo aumento de los desiertos de noticias, se tiene que reinventar la misión periodística y el modelo de negocio para los medios locales, utilizando la tecnología para desarrollar nuevas capacidades y elaborar nuevas políticas que
aborden las disparidades que han dado lugar a esos vacíos.
El Instituto Reuters en su último informe “Digital News Report 2020”, que cubre 40 mercados, entre ellos México, coincide en ciertos aspectos con el de IPR. En su preámbulo, emite dos consideraciones que atisban los motivos de una nueva gran crisis de calado para el sector de los medios:
- Los anunciantes se preparan para una recesión inevitable y se desploman los ingresos de las ediciones impresas
- Los analistas estiman que debido a la pandemia un tercio de los periodistas serán despedidos en el Reino Unido
“La crisis en los medios locales se agudizará y habrá más peticiones de ayuda a gobiernos y a tecnológicas, con lo que esto acarrea en términos de independencia periodística”, finaliza el reporte.
En el contexto mexicano, este es un momento crucial para muchas organizaciones de medios que luchan por adaptarse a las nuevas realidades económicas y tecnológicas, así como afrontar las consecuencias imprevistas de una pandemia que ha exacerbado divisiones políticas, sociales y económicas entre los ciudadanos. En un país en donde las medios locales dependen en gran porcentaje de la ayuda oficial, a través de publicidad u otros beneficios proveniente del estado, el futuro se ve aún más desafiante.