La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, anunció que enviará una carta a Google para frenar el uso del nombre “Golfo de América” en lugar de “Golfo de México” en Google Maps. Este cambio surge tras un decreto del presidente estadounidense Donald Trump, quien cambió de nombre al cuerpo de agua, como parte de una serie de medidas geopolíticas que forman parte de su estrategia America First.
¿Por qué Trump cambió el nombre a “Golfo de América”?
El decreto de Trump forma parte de las primeras acciones que tomó al asumir la Presidencia de los Estados Unidos.
La orden ejecutiva busca reforzar la identidad de Estados Unidos en regiones estratégicas, incluyendo el Golfo de México. Según el mandatario, el cambio a “Golfo de América” refleja la preeminencia de su nación en el hemisferio occidental.
Hay que señalar que este decreto aplica solo a la jurisdicción estadounidense. Los nombres de aguas internacionales son regulados por organismos globales como la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) y las Naciones Unidas, pero el decreto de Trump es claro al señalar el alcance local de la medida.
Sin embargo, la polémica se mantiene. Al respecto, Claudia Sheinbaum ha señalado que estas instituciones internacionales son las únicas con autoridad para modificar nombres de cuerpos de agua internacionales. “Un país no tiene facultades para renombrar un golfo compartido por varias naciones”, enfatizó durante su conferencia mañanera.
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¿A quién pertenece el Golfo de México? ¿Se le puede cambiar el nombre?
El nombre del Golfo de México no puede cambiarse arbitrariamente, ya que está regulado por el derecho internacional. Las entidades responsables son:
- La Organización Hidrográfica Internacional (OHI): Establece normas uniformes para cartas náuticas y documentos marítimos.
- El Grupo de Expertos en Nombres Geográficos de las Naciones Unidas: Discute y regula problemas relacionados con la estandarización de nombres geográficos.
Estos organismos han intervenido en disputas similares, como el caso del Mar de Japón, también llamado Mar del Este por Corea del Sur, lo que demuestra que los procesos de cambio de nombre son complejos y tardan años en resolverse.
El Golfo de México, conocido históricamente como “Seno Mexicano” o “Golfo de la Nueva España”, tiene un peso económico, histórico y geopolítico significativo para ambas naciones. Según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, el golfo proporciona el 40% de los mariscos del país y alberga gran parte de su capacidad de refinación de petróleo. Por su parte, México utiliza estas aguas para actividades económicas clave, como la pesca y la extracción de hidrocarburos.
Con aproximadamente 829,000 kilómetros cuadrados como zona económica exclusiva mexicana y 662,000 kilómetros cuadrados pertenecientes a Estados Unidos, las fronteras marítimas del golfo están reguladas por tratados bilaterales que garantizan la cooperación en la explotación de recursos y la protección ambiental.
Claudia Sheinbaum y su respuesta a Google
Durante su conferencia de prensa mañanera, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que enviará una carta formal a Google a través del canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente.
La misiva argumentará que el cambio de nombre propuesto no tiene validez internacional y pedirá a Google Maps mantener la denominación “Golfo de México”. Además, Sheinbaum sugirió de manera irónica que, si Trump insiste en este cambio, México podría proponer llamar a la región “América Mexicana”, una referencia a mapas históricos del siglo XVII.
Google Maps respondió a las inquietudes mediante un comunicado publicado en X (antes Twitter), indicando que realiza actualizaciones de nombres geográficos en función de las fuentes gubernamentales oficiales. Sin embargo, enfatizó que cualquier cambio debe estar avalado por organismos oficiales como el Sistema de Información de Nombres Geográficos (GNIS) del Departamento del Interior de Estados Unidos.
¿Qué implicaciones tendría el rebranding del Golfo de México?
El cambio propuesto no solo afecta el mapa político de la región, sino también el simbolismo cultural e histórico que representa el nombre “Golfo de México”. Para México, el término está profundamente arraigado en su identidad nacional y en la narrativa histórica del país desde la época colonial.
Por otro lado, la decisión unilateral de Trump podría escalar las tensiones diplomáticas entre ambos países y generar debates más amplios sobre el respeto a la soberanía y el derecho internacional. Aunque el cambio no tendría impacto jurídico fuera de Estados Unidos, podría sentar un precedente.