Hasta antes de la pandemia, la vida en los centros de trabajo facilitaba el contacto cotidiano de los colaboradores con las prácticas de la cultura organizacional como las tradiciones y rituales, las rutinas para participar y colaborar o el estilo de liderazgo predominante, entre otros aspectos. Esto favorecía la identificación con la empresa y la adopción de su cultura.
Sin embargo, los cambios en las prácticas de trabajo durante la pandemia dificultaron este contacto y vivencia de la cultura. Tanto el trabajo remoto en los corporativos como la distancia social en los centros de trabajo operativos limitaron las interacciones e impidieron la celebración de eventos o reuniones.
Ahora que las medidas de seguridad y distanciamiento social se han eliminado, algunas empresas han regresado a la modalidad de trabajo presencial, mientras que muchas otras están combinando el trabajo presencial con el trabajo a distancia para conservar las ventajas de la tecnología en el trabajo desde casa, algo que los colaboradores valoran altamente.
Ante la adopción de la modalidad de trabajo a distancia e híbrida, surgen preguntas importantes: ¿cómo mantener la adopción de la cultura organizacional y su vivencia cotidiana? ¿Cómo transmitir la cultura, especialmente entre los nuevos colaboradores? ¿Cuál es el papel de los líderes ante este desafío?
En primer lugar, es importante recordar que la identificación de los colaboradores con la empresa y el sentimiento de pertenencia hacia esta se construyen a partir del conocimiento adquirido sobre su historia, filosofía, productos, contribución a la sociedad y otras cualidades.
La cultura organizacional engloba gran parte de estas cualidades que los colaboradores pueden llegar a valorar más que la compensación económica, generando orgullo de ser parte de la empresa. Esto puede traducirse en compromiso y lealtad. Una cultura organizacional sólida se refleja en el comportamiento diario de su personal y en el apoyo que brindan a la empresa en situaciones adversas.
Según Alejandro Berrocali, Director de Cultura y Responsabilidad Social de Zimat Consultores: “El desarrollo de una cultura fuerte sigue siendo clave para el éxito de las empresas, independientemente de las modalidades de trabajo que prevalezcan en las organizaciones. El reto está en encontrar el equilibrio entre el trabajo a distancia, que optimiza tiempos y recursos, y el trabajo presencial, que permite a los colaboradores vivir experiencias que facilitan el aprendizaje de creencias y valores, que son la esencia de la cultura”.
Sin duda, lograr este equilibrio requiere, además de creatividad, apertura para experimentar y probar qué funciona mejor en cada organización. Variables como la edad predominante de los colaboradores, el tamaño de la organización o su dispersión geográfica deben tenerse en cuenta al diseñar una estrategia que promueva el desarrollo de la cultura organizacional. Esto es especialmente relevante en esquemas de trabajo híbridos o remotos, cada vez más presentes en las organizaciones.