Entre debates y ataques personales. Sacando todos sus trapitos al sol o sus esqueletos de los armarios.

En eso se sintetizan las acciones de “propaganda” política de cada uno de los candidatos para las elecciones de gobernador para el Estado de México.

Y pongo propaganda entre comillas, porqué más allá de su objetivo principal (buscar prosélitos o seguidores para una causa política o religiosa), los mensajes que han dado los candidatos en los medios, en sus apariciones públicas y en los dos debates pasados, se han centrado en echar culpas, demostrar casos de corrupción en diferentes niveles e incompetencias de sus rivales, ya sea por falta de experiencia o porque aprovecharon algún puesto público anteriormente. Y entonces, prometen lo que harán al ser gobernadores del Estado de México como si fueran un producto milagroso, que solamente una persona desesperada creería en ese beneficio extraordinario que cacarean (y si hay personas desesperadas).

¿Dónde queda la propuesta y la demostración de las ventajas competitivas que tienen cada uno de ellos? ¿Están realmente utilizando las herramientas reales de una propaganda pura? ¿Tienen idea, tanto ellos, como su equipo de campaña, los alcances que puede tener una mercadotecnia política bien aplicada?

Lo que estamos viendo actualmente con estas campañas políticas (y ya desde antes se ha visto) es que no existe una evolución en su técnica, contenido y medios, ni aprovechan los recursos que la mercadotecnia y la propaganda moderna pone en sus manos.

¿Creerán que hacer llamadas telefónicas con una grabación sea efectivo? ¿O que la repetición constante de su slogan mientras están en debate logre convencer al votante? ¿O que un anuncio exterior con su fotografía de rostro (grandota, “pa’ que resalte”) haga creer que es el candidato adecuado?

Técnicas arcaicas que se siguen utilizando y que preocupa que las consideren como herramientas de éxito propagandístico y/o mercadológico.

Y lo que preocupa todavía más, es que se considere que las elecciones del Estado de México (incluyendo sus campañas) son como un gran ensayo o muestra de las próximas elecciones presidenciales.

¿Será lo mismo que veremos en las elecciones del 2018?
Parece ya ser el momento en que las herramientas de la mercadotecnia actual sean tomadas en cuenta en el ámbito de las campañas políticas. No solamente en beneficio de los candidatos, sino también en beneficio de la industria y sobre todo de los ciudadanos.

¿Porqué?
En beneficio de los candidatos, ya que sabrán dirigir mejor los mensajes que deban comunicar, no solamente en cuanto a los medios adecuados, sino también en cuanto a forma y contenido.

Las redes sociales, el Big Data y el Internet de las cosas existen para tener una nueva forma de percibir y satisfacer las necesidades de la gente a partir de la tecnología. Lo que beneficia también directamente a la industria, porque para lo que son contratados lleva ya un mejor camino y no trae la carga de ser una herramienta mal utilizada, ya que se puede culpar al medio y a la agencia por una campaña mal hecha, nada más porque el “cliente” (partido o candidato) no tienen claro qué y cómo comunicarlo. Y beneficio a los ciudadanos, porque cualquier esfuerzo que se haga a través del Martech (mezcla del marketing con la tecnología) puede tener mejores resultados en los objetivos que se propongan los candidatos y tendrán un mejor conocimiento del votante.

El Martech se orienta a entender a la gente, percibir sus deseos y relacionarse con él, sea con el medio que sea. ¿Quién dice que a la gente le interesa ver cómo un candidato le echa culpas a otro en lugar de escuchar sus propuestas y que éstas se relacionen realmente con las necesidades del ciudadano?

Si yo quiero satisfacer las necesidades del ciudadano a través de mi gobierno (el que quiero alcanzar), debería analizar el sentimiento de la gente, lo que piensa, lo que vive, sus carencias y exigencias. Entonces, con ese análisis, hacer comunicación a partir de ello.

De acuerdo a un artículo de aden.org, hay ventajas muy específicas que se pueden obtener a través del Martech y que pueden ser adecuadas en las acciones de mercadotecnia política:

-Detección y análisis de contenidos con respuesta en tiempo real por medio de la integración de datos de diversos orígenes. (Lo que ayuda a adaptar o corregir la campaña de acuerdo al comportamiento de respuesta).

-Entendimiento superior y a mayor profundidad de la audiencia de un producto o servicio (en este caso el candidato), permitiendo identificar sus promotores o detractores, facilitando el contacto con aquellas personas que ejercen influencia en el público objetivo (Los votantes).

-Se simplifica la toma de decisiones, ya que podemos considerar no solo el seguimiento de una campaña en específico, sino de forma continuada.

-Se facilita el desarrollo de marketing relacional, al poder obtener información más amplia de nuestros consumidores (Votantes) y por ende, poder diseñar mejores propuestas.

Ojalá que en la política se llegue a apreciar la labor y potencial que puede tener la mercadotecnia y la tecnología en pro de los partidos, sus candidatos y de los ciudadanos, no nada más como una herramienta para “acabarse su presupuesto”. Probablemente, con el mayor conocimiento de la gente a la que piensan gobernar, tengan una radiografía clara de las necesidades de la gente, tomando conciencia en que se proponen para un puesto a favor de las personas y no nada más por el poder. Ahí está presente la importancia social de la mercadotecnia actual.