Buenos Aires, Argentina.- “¿Qué quería decir exactamente Einstein con eso de ‘Dios no juega a los dados’?” Eso preguntó un usuario y, de la respuesta, nació el amor. Un ejemplo más de que las redes sociales son un canal que ayuda a vincular sentimentalmente a las personas.
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“Me enamoré de mi esposa por un mensaje de Twitter”, tituló el periódico más vendido en la Argentina, Clarín, a propósito del Día de los Enamorados, que se celebra como en casi todo el mundo el 14 de febrero. La historia de Jimena y Alejandro es una de tantas que inunda las redes sociales.
Ella venía de una relación de años; él, un frecuente navegante de Twitter. Ambas, personas que encontraron en el ciberespacio lo que nunca disfrutaban de las salidas tradicionales.
“Todo ocurrió un sábado a la 1.17 a.m., y sin ningún plan para superar el derrumbe, pregunté en Twitter: ¿Qué quería decir exactamente Einstein con eso de “Dios no juega a los dados”?”, le dijo Alejandro a Clarín.
“Recibí varias respuestas de otras almas solitarias, aburridas, sin planes y entre ellas la de Jimena, quien se iba a convertir en mi esposa, aunque desde luego, esa noche no tenía forma de saberlo: “¿Preguntás en serio? Porque yo lo sé”, me dijo. No la conocía. Apenas era un avatar más, una persona que “seguía” sin saber muy bien cómo o cuándo me había interesado o por qué motivo”, agregó el, hoy, enamorado. Era Jimena.
Estos fueron los tres tuits con los que respondió Jimena (y generó el interés de Alejandro):
- Hay una teoría que plantea a los electrones dispuestos en orbitales de cant de energía fijos. Otra teoría se le opone (cont)
- plantea que hay una probabilidad de encontrar un electrón en una región del espacio del átomo. Entonces no habría orbitales fijos,
- la disposición sería al azar. Einstein estaba en contra de esta teoría.
Aunque Alejandro no entendió la explicación (ni en ese momento ni ahora), no le importó y empezó a conversar.
El tiempo pasó, y ya más de un año y medio que están casados. Aún bromean sobre lo que parece una historia de comedia romántica. Como en un film, el azar los cruzó de un modo inverosímil y, al mismo tiempo, mágico.
Ésta es la historia completa publicada.