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Previo a la pandemia, muchas compañías y personas de altos recursos evitaban el uso de aeronaves privadas
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Esto, por miedo a que se les humillara por usar este tipo de avión, que consumen más combustible que un vehículo comercial
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Sin embargo, con la pandemia, cada vez más personas están usando viajes exclusivos para evitar la aglomeración de gente y exponerse al virus
La administración federal tal vez una mejor oportunidad de vender el infame avión presidencial en el mundo post-pandemia que a inicios del sexenio. En datos de Reuters, una producción baja de aeronaves privadas parece estar impulsando la demanda de jets de segunda mano. Esto, porque no hay suficientes unidades nuevas para las necesidades del mercado. Vale la pena destacar que también se ha visto una preferencia mayor por los viajes aéreos privados.
Con una falta de aeronaves privadas tan pronunciada, incluso parecen estarse acabando las unidades de segunda mano. Analistas apuntan que la superior demanda y la limitada oferta son buenas noticias para los “revendedores” y productores de vehículos aéreos. En algunos casos, según un analista entrevistado por la agencia de noticias, solo había un avión en todo el mundo que cumple con las necesidades del comprador. Pero hay otros detalles interesantes.
Se cree que algunos productores de aviones podrían querer escalar su manufactura para sacar provecho a este fenómeno. Sin embargo, la producción de vehículos dependería en gran parte de las capacidades de la cadena de suministro. La venta de aeronaves privadas de segunda mano ya había saltado 36 por ciento para los primeros cuatro meses del año, con respecto al 2019. Incluso, agentes de la industria apuntan que hay varias ofertas para un mismo avión.
¿Una oportunidad para el Gobierno de México?
Si las estrellas se alinean, la administración federal podría terminar con una de sus pesadillas recurrentes. El avión presidencial ha probado ser un problema mucho más difícil de resolver de lo que esperaba el Gobierno de México. Según Expansión, se está buscando el apoyo de una de las oficinas de las Naciones Unidas para encontrar a un comprador. Sin embargo, eso fue hace un mes, y no ha habido ninguna noticia sobre ninguna posible transacción a corto plazo.
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Y no solo el actual avión presidencial había probado ser difícil de vender. Según Forbes, hace solo unos días se completó la liquidación de su predecesor, la aeronave que se usó durante casi 28 años de servicio y que tuvo su último viaje en 2015. Este vehículo es mucho más modesto del que prometió deshacerse la actual administración, con un precio final de 63 millones de pesos. Para el José María y Morelos, se están buscando al menos dos mil 286.
Incluso las propuestas para darle un uso temporal han fallado estrepitosamente. Según Animal Político, se le ofreció al Comité Olímpico Mexicano para trasladar a los deportistas del país a los Juegos de Tokio. Sin embargo, la organización rechazó la propuesta de las autoridades federales. En gran parte, porque usar la aeronave implicaría una logística mucho más compleja para que las autoridades japonesas pudieran verificar que los atletas no están infectados.
El drama del avión presidencial
Aunque todavía parece difícil que se pueda liquidar el vehículo aún con una demanda sin precedente para aeronaves privadas, es crucial vender el avión presidencial lo antes posible. Y es que, casi desde que inició el sexenio, ha sido motivo de burla constante por parte de los grupos opositores y por la población en general. Desde 2018 se calculaba que esta unidad ya sufría de una enorme devaluación, lo que causaría pérdidas de hasta 137 millones de pesos.
Otro gran golpe que sufrió la administración federal en torno al avión presidencial fue el proceso de la rifa. No solo se llevó a cabo en medio de una crisis sanitaria que complicó aún más la venta de boletos. Además, contrario a lo que se había prometido en un inicio, no se regaló la aeronave al ganador del sorteo. Por el contrario, fue solamente un premio en efectivo, donde el infame vehículo solamente apareció como la imagen ilustrativa de los boletos físicos.